por Karina Muzzupappa
Los especialistas aseguran que detenerse en soñar con el amor ideal no es bueno. No nos permite ver las posibilidades que se cruzan en nuestro camino, o nos hacen revestir al otro de cualidades que en verdad no tiene, o nos empuja a esperar algo que en realidad es producto de nuestras fantasías. No ayudará mucho entonces, en la realidad, esperar al amor ideal. Pero sí podemos pensar y reflexionar sobre nosotros mismos, preguntarnos si estamos dispuestos para ser el amor de alguien.
Si buscamos el amor con ansiedad, lo más probable es que terminemos por espantar a las personas a nuestro alrededor. De alguna manera ellas sentirán nuestra desesperación y nadie quiere ser el objeto de la ansiedad de los demás, por el contrario, eso asusta. Pero no deberíamos esconder esta desesperación, sino realmente no sentirla. Valorar ciertas cosas de uno mismo es la llave que abre la gran puerta. Conocernos más, saber cuáles son nuestras cualidades nos brindará confianza. Aprender a decir que no, no ceder ante todo, no se ama más por eso, ése es un concepto muy equivocado. Saber decir que no nos va a permitir respetarnos a nosotros mismos y enseñar a que nos respeten, nos ayuda a saber poner límites.
Guardar un tiempo para nosotros, para nuestros gustos que son tan importantes como los de los demás. Saber que las heridas de amor terminan por cicatrizar.
Exigir y demandar no es la manera de atraer. Por el contrario, los sentimientos que unen a dos personas deberían nacer de manera espontánea, surgido de la atracción mutua y las ganas de compartir, de querer bucear en las profundidades de esa persona, de desear agradarle y hacerla sentir feliz. Dejar de ver al amor como algo que se disfruta un tiempo y luego viene el dolor y la angustia es muy importante. Sabernos merecedores de hacer feliz a otro, entender la maravilla del amor. Si creemos que el otro nos tiene que hacer felices, o creer que ese otro es quien tiene que rescatarnos, estamos poniendo en las manos de otra persona una carencia propia que sólo nosotros podemos llenar. Entonces, sin dudas, estar bien con uno mismo es la mejor manera de atraer al amor.
Las etapas dolorosas son para acariciarse el corazón hasta que sane. En momentos de dolor, lo más probable es que nos enamoremos de alguien en quien creemos ver el ideal, pero en el fondo difícilmente estemos viendo la realidad de esa persona.
Los lentes de la angustia distorsionan la realidad y posiblemente, sin saberlo y creyendo lo contrario, estemos caminando hacia otro dolor emocional porque trataremos de que el otro cumpla nuestras expectativas, encaje a la fuerza en esa imagen que nos inventamos del amor ideal.
Si buscamos el amor con ansiedad, lo más probable es que terminemos por espantar a las personas a nuestro alrededor. De alguna manera ellas sentirán nuestra desesperación y nadie quiere ser el objeto de la ansiedad de los demás, por el contrario, eso asusta. Pero no deberíamos esconder esta desesperación, sino realmente no sentirla. Valorar ciertas cosas de uno mismo es la llave que abre la gran puerta. Conocernos más, saber cuáles son nuestras cualidades nos brindará confianza. Aprender a decir que no, no ceder ante todo, no se ama más por eso, ése es un concepto muy equivocado. Saber decir que no nos va a permitir respetarnos a nosotros mismos y enseñar a que nos respeten, nos ayuda a saber poner límites.
Guardar un tiempo para nosotros, para nuestros gustos que son tan importantes como los de los demás. Saber que las heridas de amor terminan por cicatrizar.
Exigir y demandar no es la manera de atraer. Por el contrario, los sentimientos que unen a dos personas deberían nacer de manera espontánea, surgido de la atracción mutua y las ganas de compartir, de querer bucear en las profundidades de esa persona, de desear agradarle y hacerla sentir feliz. Dejar de ver al amor como algo que se disfruta un tiempo y luego viene el dolor y la angustia es muy importante. Sabernos merecedores de hacer feliz a otro, entender la maravilla del amor. Si creemos que el otro nos tiene que hacer felices, o creer que ese otro es quien tiene que rescatarnos, estamos poniendo en las manos de otra persona una carencia propia que sólo nosotros podemos llenar. Entonces, sin dudas, estar bien con uno mismo es la mejor manera de atraer al amor.
Las etapas dolorosas son para acariciarse el corazón hasta que sane. En momentos de dolor, lo más probable es que nos enamoremos de alguien en quien creemos ver el ideal, pero en el fondo difícilmente estemos viendo la realidad de esa persona.
Los lentes de la angustia distorsionan la realidad y posiblemente, sin saberlo y creyendo lo contrario, estemos caminando hacia otro dolor emocional porque trataremos de que el otro cumpla nuestras expectativas, encaje a la fuerza en esa imagen que nos inventamos del amor ideal.
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