Hacia fines de los años sesenta, el prestiogioso Oreste Berta marcó un hito en el automovilismo argentino al construir un auto íntegramente nacional, el Berta LR. para darle envión en el plano internacional, con el Sport Prototipo, y a casi cinco décadas de aquel acontecimiento, sigue con la magia intacta.
El martes fue distinguido por el Senado de La Nación con la Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento, en reconocimiento a su notable y esforzada labor en el deporte motor, con proyección al exterior.
Conforme al paso del tiempo, Berta dejó su estela de perseverancia, prueba-error y excelencia, que lo llevó a ser el preparador más exitoso del país y un señor motorista dentro del automovilismo mundial.
Por ello, desde el Senado le dieron esta mención que es la más importante para un ciudadano, en el Salón Arturo Illia del Congreso de la Nación, por impulso de la senadora por la provincia de Córdoba, Laura Rodríguez Machado.
"El reconocimiento es una forma de hacer ver la lucha constante para lograr algo. Nadie llega si no tiene ambiciones, una línea de conducta y amor por lo que hace”, selló el Mago de Alta Gracia en rueda de prensa. Magia y romanticismo intactos.
Berta, rafaelino de nacimiento, tiene 78 años y su trabajo no para de ser admirado: preside su propia empresa, el Oreste Berta S.A que tiene base de operaciones en Alta Gracia, Córdoba y quedó en la historia no solamente por fabricar un auto nacional para el Sport Protipo Internacional, con motor Ford Cosworth V8 inglés, sino por marcar un camino para los pilotos y otros preparadores.
Entre sus obras cumbres, están además los Berta VW, monoposto campeón de Fórmula 2 Argentina y Fórmula 2 Codasur y los IKA Torino que compitieron en la Misión Argentina "24 horas de Nürburgring" de 1969, que tuvo a tres Torino con Luis Rubén Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar Fangio; Jorge Cupeiro, Gastón Perkins y Eduardo Rodríguez Canedo y Eduardo Copello, Oscar Mauricio Franco y Alberto Rodríguez Larreta.
Luego llegarían más éxitos en el romanticisimo de los setenta, con un posible Fórmula Uno, el SP Internacional la F5000 y el Berta V8, indispensables en la Bilbia del deporte motor criollo.
En los ochenta todo explotaría con la Fórmula 2 Codasur y la posterior Fórmula 3 Sudamericana, que tuvo a Berta como protagonista de la preparación de un monoposto. Pero no terminó ahí desembarcó en el naciente TC 2000 y le garantizó el éxito a Juan María Traverso, brillante con la Cupé Renault Fuego. El enlace Berta-Traverso duró doce años.
Y en la nueva era contribuyó a las estructuras del TRV6, TC 2000 y Súper TC 2000 siendo el motorista y preparador que mayor jerarquía le dio a estas categorías, afianzando una vez más la tecnología, el trabajo a conciencia y el estar un paso adelante en todo.