Cada noche que juega Manu, las redes sociales estallan con videos de puntos, volcadas o robos extraordinarios. Emanuel Ginóbili, a sus 40 años, fue elegido como uno de los jugadores "más influyentes" en la historia de la Liga, llevó a los Spurs a un nuevo Playoff y, además, se convirtió en el mayor ladrón de balones de la historia de la franquicia. Todo eso hace que despierte un clamor especial y los comentarios sobre él sean viralizados. Incluso, los más divertidos.
Esta es una historia de redención. Durante esta temporada se multiplicó por Facebook, Twitter e Instagram un video del debut de Manu Ginóbili en la Liga Nacional. En las imágenes se escuchó que un periodista dijo: “No sé si Ginóbili está para la Liga, me parece”.
Años después, al conocer la actualidad del basquetbolista, el comentario fue el hazmerreír para millones de usuarios. Sin embargo, pocos saben quién fue el misterioso comentarista y, mucho menos, conocen de su trayectoria.
El autor de la frase fue Rubén “El Ruso” Muñoz, un periodista que, durante más de 30 años, estuvo a cargo de las transmisiones de básquet en Mar del Plata. El 29 de septiembre de 1995, Peñarol -el equipo con más títulos de la ciudad- recibió al noventoso Andino de La Rioja. En ese partido, Ginóbili hizo su debut.
Oscar “Huevo” Sánchez lo llevó al banco de suplentes y lo hizo jugar 15 minutos en los que Manu metió 9 puntos (3 de 7 en triples). Flaco, con una remera negra debajo de la musculosa, el número seis en la espada y algo más de pelo, Ginóbili pisó el parqué. Durante el partido, al bahiense le costó acomodarse. Mientras promediaba el encuentro, Manu salió de una cortina y recibió una falta de Rodríguez. En ese momento, Muñoz dijo la fatídica frase: “No sé si Ginóbili está para la Liga, eh. Me parece”.
En charla con POPULAR, Múñoz se defiende. “Era un chico muy joven. Cuando lo vi me pareció eso, que no estaba para la Liga, pero en la transición del partido quedé deslumbrado” y, agregó: “En el segundo tiempo dije que iba a ser el mejor de los Ginóbili”.
Antes de su explosión, muchos dudaban del 20 de los Spurs. En la adolescencia, Manu era flaquito y petiso. El físico era su obsesión. Los hermanos, en diversas entrevistas, contaron que hacía cualquier cosa para tratar de “estirarse”. Desde colgarse de un pasamanos hasta tomar pastillas. También pidió ir a un pediatra para le dieran una proyección de altura. La locura por su altura lo hacía ir, cada semana, a medirse con una lapicera en la cocina. Incluso, a principios de 1993, quedó afuera del seleccionado bahiense de cadetes por su estatura.
Muñoz, el hombre de la frase, destacó a una persona importante en el crecimiento de Ginóbili: “Oscar (Huevo) Sánchez observó en él a un chico que tenía talento y se peleó con la madre para llevárselo a Andino. Y no se equivocó”. Así fue como el entrenador agarró al bahiense, se lo llevó a La Rioja sin haber terminado la secundaria y lo hizo jugar sus primeros minutos.
En la primera temporada, en la LNB, Ginóbili hizo 134 puntos, agarró 15 rebotes, dio 10 asistencias, recuperó 10 pelotas y tuvo 26 pérdidas. Desde allí, su carrera despegó. Un año después volvió a Estudiantes de Bahía Blanca y, a mediados de 1997, se fue a Reggio Calabria. “Su contexto siempre tuvo oportunidades y no las desaprovechó. Haberse ido Italia, a una franquicia que lo cuidó”, sostuvo Muñoz.
Desde hace 16 años, Manu la descose en la NBA. Cuatro anillos, una medalla de oro, una de bronce y cientos de elogios cada vez que sale a la cancha. Sin embargo, siempre se acerca para una foto, para una charla o para saludar. Por eso, el hombre de la frase recordó: “Una vez estábamos en Mar del Plata cubriendo un torneo y Manu se acercó a saludarme, a preguntarme por mí y por mi familia. Es un fenómeno”.