Seguramente muchos de nosotros creamos entender en qué difieren los conceptos de degradación y biodegradación. De todas maneras, dada la confusión que suele generarse en torno a este tema, he decidido consultar a los expertos y sacarnos cualquier duda posible.
En primer lugar, es importante aclarar que así como todo lo biodegradable es a la vez degradable, no todo lo degradable es biodegradable ¿Confundidos? Empecemos a aclarar conceptos, entonces.
Degradación se denomina al proceso mediante el cual algo pierde alguna de sus características. Degradar es corromper, fragmentar, desgastar o reducir las cualidades inherentes a algo. Si yo tomo un papel y lo rompo en pedazos, lo estoy degradando. Si tomo un sillón y lo trituro, le arranco el tapizado y las patas, lo estoy degradando. Coincidimos entonces en que todo es degradable, ¿no es así?
Ahora bien, la biodegradabilidad es la degradación por parte de microorganismos para obtener sustancias sencillas fácilmente asimilables por el medio ambiente.
Los alimentos orgánicos, llamémoslos restos de comida, son tanto degradables como biodegradables. Una condición de prueba de la biodegradabilidad es lo que se conoce como compostable. El compostaje es el proceso biológico aeróbico mediante el cual los microorganismos actúan sobre restos de cosecha y alimentos, biodegradándola en no más de 180 días y permitiendo obtener “compost”, un abono excelente para la agricultura. A diferencia de la metanización, que es un proceso similar pero con ausencia de oxígeno, el compostaje no produce emisiones de gas metano, por lo cual es altamente beneficioso para la tierra sin comprometer a la atmósfera.
Todos podemos hacer compost. Lo único que necesitamos es diferenciar aquellos desechos sólidos (papeles, vidrios, plásticos) de aquellos húmedos (cáscara de huevo, restos de yerba, cáscaras de fruta, etc) y colocar estos últimos en un tacho con perforaciones, para que el aire pueda ingresar y favorecer las condiciones necesarias para el proceso. En 180 días, lo que hemos acumulado en él, se habrá convertido en compost, es decir, tierra fértil y buena para nuestras plantas. De esta manera, no estaremos desaprovechando las grandes cantidades de residuos orgánicos que desechamos cada día, sino que estaremos beneficiándonos de sus propiedades.
Hacer compost es fácil, no tiene olor, y hacerlo en nuestras casas ayuda a educar a los niños y a mantener nuestro jardín o nuestras macetas sanas y, por ende, ¡mucho más lindas para nosotros!
* Editora de Sustentator.com