Por mucho que se hable, ésta es de las peleas en las que se gastará mucha más tinta y palabras después, es decir, tras su final, que antes, según lo que pase. O pase lo que pase.
Y así como en la previa la vedette fue la info, en el post -por desgracia- lo será la opinión. De expertos y de neófitos. Muy especialmente de estos últimos, que son la mayoría.
Lo cierto es que la pelea más promocionada del año (¿tal vez de la historia?) entró en la recta final casi sin darnos cuenta. Y al parecer costó venderla como se pensaba en primera instancia, por diversos factores que tienen que ver con lo costosa que la hicieron, para aprovechar el impacto social generado.
Un acontecimiento de tal magnitud curiosamente no lo disputarán dos boxeadores, sino uno (Floyd Mayweather) contra un debutante que proviene de un deporte de contacto que no es el boxeo, sino las MMA. Vaya insólito.
Podría ser Karate, Taekwondo, Lucha Libre, Muay Thai, o Kung Fu, pero es MMA, quizás el más atractivo de todos los deportes de contacto, al menos el más novedoso. No por casualidad tiene como principal agregado un elemento que lo acerca a un Circo Romano, retrotrayendo al hombre al estado más animal: una jaula.
El irlandés Conor McGregor, su estrella emblema, será el rival de turno. Un “no boxeador”. Y son sus seguidores -y los de este incipiente deporte- quienes, por su juventud, no poseen el poder adquisitivo necesario como para romper las taquillas.
La paradoja está planteada desde el vamos, por su defecto de origen: la lucha entre palos distintos, de deportes distintos, representados por sus máximos exponentes, alimentada por matices que serán únicos por donde se los mire, destinados a marcar historia y a batir records.
Sin ir más lejos, de por sí es incongruente que haya tenido que ser alguien fuera del boxeo quien hiciera reaparecer a Money de su seudo retiro, a los 40 años y con 2 de inactividad, cosa que no fue capaz de conseguir ningún otro colega suyo.
No será por título mundial (Mayweather ya no es más campeón), pero será a 12 asaltos y en categoría superwelter (69,850), a realizarse en el T-Mobile Arena de Las Vegas, televisada en directo para nuestro país a partir de las 21:00 por FOX Action (263 de Cablevisión), al que pueden acceder quienes tengan o adquieran el paquete de FOX. La pelea de fondo irá a las 0:30.
Será además la lucha entre un emblema boxístico, considerado hasta hace poco el mejor libra por libra del mundo -invicto en 49-0-0, 26 KO y ex campeón de 5 divisiones diferentes- que estaba retirado, contra el de las MMA, deporte donde no existe la cuenta de protección, con patadas, rodillazos, codazos, llaves, estrangulamientos, luchas, derribos, quebraduras y golpes de puño con giro incluido y guantes de 4 onzas, que nada de eso podrá usar.
Será con reglas de boxeo, por lo que McGregor deberá adaptarse a Floyd, y no al revés. Eso marca la pauta de quién manda.
También lo marca el hecho de quién es el que organiza, ya que será una coproducción entre UFC, la franquicia más importante de las MMA -de donde McGregor es campeón - por un lado, y el propio Floyd por el otro, con su empresa Mayweather Promotions. Es decir que Money es juez y parte.
Pero si bien Mayweather ganó el round cero imponiendo reglas y deporte, McGregor ganó el promocional, porque tapó a Floyd con su verborragia en las 4 conferencias que se llevaron a cabo en Los Ángeles, Nueva York, Toronto y Londres, tal vez propiciado por el propio yanqui, que prefirió dejarle ese rol al irlandés y que sea él quien haga el payaso ante las 70.000 personas que acudieron en total a las mismas, más todo el universo que las vio por redes sociales, Internet y TV.
Lo que asombra es que el irlandés haya ganado un round más, con lo que se arregló recientemente, que no es un dato menor: pelearán con guantes de 8 onzas y no de 10, como correspondería a la categoría superwelter, lo cual supone una ventaja para el británico, ya que el menor onzaje favorece al que más pega, y ése es McGregor.
Basta con recordar la polémica generada con El Chino Maidana por el tema de los guantes cuando iba a pelear ante Floyd, que casi trunca su match el día anterior, y eso que en aquel entonces lo que se discutía eran las marcas, no las onzas.
Y hablando de records, esta pelea, que algunos no reconocen como de boxeo, paradójicamente se piensa que batirá las marcas por venta de PPV, ya que se calcula que superará el que ostentaban Mayweather-Pacquiao con 4,4 millones de suscriptores. Aquí se espera que sean 4,5, y hubo un momento en que se presumía una cifra mayor.
A la vez será la más cara, porque además del precio del PPV (U$ 89,95 el estándar, y 99,95 el HD, también record de costo), las 20.000 personas que acudan al T-Mobile, pagarán entre U$ 500 y 10.000 de entrada, aunque hasta hace unos días la venta era lenta y sobraban boletos por todos lados.
Hasta hace unos 10 días llevaban 60 millones de dólares recaudados en concepto de butacas, cuando con Mayweather-Pacquiao (el record) habían pasado los 72 palos.
Todo esto sin contar la reventa, que también empezó lenta, y que según trascendió, va desde los U$ 2400 hasta la exorbitancia de U$ 98.500, cuando en la de Mayweather-Pacquiao -que lideraba hasta ahora la lista- el boleto máximo alcanzó los U$ 41.500.
McGregor tiene 29 años y un record de 21-3 en MMA, con 18 KO (15 en el 1º round), 1 sumisión y 2 por puntos. Debutó en 2008 y recién en 2013 lo hizo en la UFC. Perdió sus 3 combates por sumisión, dos ante compatriotas (Joe Duffy y Artemij Sitenkov) y otro ante el yanqui Nate Díaz, a quien en la revancha venció por puntos.
Ahora deberá adaptarse de su acostumbrada jaula en un octógono, a un ring de 6 x 6 con 4 cuerdas por lado.
Pero la adaptación le traerá aparejado una cifra para nada despreciable de 100 palos verdes -según se calcula-, escasos, comparados con los 200 ó 300 que espera cosechar Floyd, quien asegura que ésta será “su última victoria” y se retirará para siempre. No dice que será su última pelea, por lo cual nadie sabe qué pasaría si pierde, porque no lo contempla.
Las primeras consideraciones de los especialistas lo dan arriba por 6 a 1, cosa que va cambiando según las casas de apuestas, las distintas formas de victoria y rounds elegidos como el final, y también a medida que se acerca la fecha del combate.
Los videos boxísticos suelen mostrar a un McGregor torpe y permeable defensivamente, que nadie sabe si son reales o armados adrede. De hecho, Jessie Vargas –último rival de Pacquiao-, asegura haber visto en un entrenamiento que Brandon Ríos lo noqueó. ¿Ayuda o perjudica a la promoción ese dato? ¿O busca exacerbar las apuestas hacia el lado de Mayweather, antropométricamente 2 cm más bajo y de menor alcance? Porque nadie da puntada sin hilo en este negocio.
El match tiene el atractivo del absurdo, el contrasentido y la paradoja, que son las que sobresalen en este evento. Y acorde a eso, los resultados a veces suelen reflejar con lógica los procesos. ¿Triunfará lo insólito o la lógica?