Tras las recientes giras promocionales, visto y considerando la ansiedad general por el resultado del combate del 26 de agosto entre Floyd Mayweather y Conor McGregor, es hora de hacer un pronóstico. Pero el mismo decantará de un análisis, que incluirá muchas otras cosas.
¿Quién gana? Es la única pregunta que interesa. Aceptada, venenosa, tramposa, como si el especialista adquiriera Dones de adivino.
Sería como preguntarle a un experto en fútbol quién ganará la final de un Mundial entre una potencia y una sorpresa, donde hay ciertas lógicas -que no siempre se cumplen-, y ninguna certeza exacta.
¿Cómo saber si Floyd Mayweather va a pelear en serio? ¿Cómo saber si a los 40 años, con 2 de inactividad, va a volver tal como se fue, o si los años, el físico y el aburguesamiento no le pasarán factura?
Money es capaz de haber firmado perder la primera pelea, para luego ir a por la revancha, cobrando el triple de dinero.
¿Sería capaz? Tal vez. ¿Podría pesar más el dinero que cualquier otra cosa? Probablemente. ¿Su orgullo se lo permitiría? Cómo saberlo. Da la sensación de que en su escala de valores nada está por encima del dinero. ¿Ni siquiera su ego? Quizás sería lo único a salvo, si hubiere algo más arriba que los dólares.
Lo cierto es que la cosa será con reglas de boxeo, que a Mayweather se le contará como pelea real, y que si pierde, manchará su récord, aunque sea post retiro.
Si la pelea es en serio, y si Mayweather está bien, y si ambos pelean a ganar, la lógica indica que McGregor no debería ni poder tocarlo, tal como sucedió con los demás rivales que tuvo Floyd, que eran boxeadores en serio, e incluso campeones.
Mal que les pese a los puristas del boxeo, a los fundamentalistas, y a los conservadores que niegan la existencia de este match, la pelea se hará igual, y la verá mucha más gente de la que la ignorará, incluso ellos. No seamos hipócritas.
Tanto es así que todo el mundo habla hoy de Mayweather-McGregor, y nadie de la mejor pelea de la década que harán en setiembre el Canelo Álvarez vs Gennady Golovkin.
A estas “payasadas”, como les llaman algunos puristas –o casi todos, con cierta razón-, las sigue tanta gente de otro palo, que el terreno es fértil para la desnaturalización de reglas, opiniones y puntos de vista. Pero esto, lejos de atentar contra la validez del espectáculo, lo potencia.
No hay manera de admitir que un hombre que no es boxeador, por más que practique un deporte de combate como las MMA -y sea la estrella máxima donde el boxeo está incluido-, prescindiendo de todas sus armas pueda vencer a la estrella del pugilismo, por más retirado que esté, sólo con este arte, aunque tenga 40 años y haga 2 que no pelee.
McGregor no debería poder lo que otros tan fuertes, tan hombres y tan feroces como él no consiguieron en 49 combates, sólo por el hecho de saber estrangular, quebrar brazos, patear, rodillear, llavear, palanquear, hacer la Mataleón, o someter.
Es que nada de eso podrá hacer con Mayweather. Apenas pegar con un puño a la vez 6 tipos de golpes, que habría que ver si sabe ejecutar sobre un ring con la técnica y la precisión correctas: jab, directo, swing, uppercut, hook, cross.
En las MMA gana el más salvaje. Y McGregor lo es. En el boxeo gana el más inteligente, y Mc Gregor no lo es.
La razón es simple: él peleará bajo las reglas de Mayweather, no Mayweather bajo las de él.
En la gira promocional que acaban de finalizar, fue obvio quién tuvo el peso de la promoción e hizo más esfuerzos por enriquecerla: McGregor.
A la vista de los demás, el británico domina al yanqui en esto. Lo supera en perfil, en excentricismo, en verborragia y bravuconería. Va ganando el round “cero”, el de las palabras y las amenazas.
Pero McGregor no se da cuenta de que trabaja para Mayweather, y éste lo deja. Lo hace hacer el payado, lo filma con su celu. Y responde. Va de contra. En los juegos de ingenio, siempre domina quien juega último.
De hecho –aunque sea lógico- Floyd cobrará bastante más que él: arriba de 100 palos verdes contra 75 de McGregor, aunque todo depende de la cantidad de pay per view que se venda, que se calcula será superior a la de Mayweather-Pacquiao, el récord histórico con 4,4 millones de suscriptores.
Hay algo más: vulgarmente fueron los boxeadores retirados, o en su etapa final, quienes matizaron su ocaso incursionando en otros deportes de combate como las artes marciales o el catch, y no al revés.
Así desfilaron púgiles como Primo Carnera, Muhammad Alí, James Toney, y hasta el propio Mike Tyson, entre algunos extranjeros, y otros como el Mono Gatica, Abel Cestac, Amílcar Brusa, José Giorgetti, La Mole Moli, o La Hiena Barrios, entre los de acá, adaptándose a esas reglas. Pero nunca vinieron de otros deportes a invadir al boxeo, como esta vez.
Y es común además ver que púgiles que en el boxeo son del montón, prueben suerte en las artes marciales con buenos resultados, como sucedió con Javier Mamani, Pablo Paoliello, Christian “Relámpago” López, “Coco” Ravallo, o Silvio Rojas, entre otros.
Pocas veces artistas marciales incursionaron en boxeo, y si lo hicieron fue con poco éxito. Sin ir más lejos, el propio “Acero” Cali en sus comienzos, perdió el invicto en el kick boxing contra un boxeador de poco renombre, que lo noqueó de un trompis.
Es más; la bella rubia estadounidense Holly Holm, que le sacó el invicto a la famosa Ronda Rousey –máxima estrella de las MMA- era una ignota campeona mundial de boxeo antes de dedicarse a la jaula.
McGregor -vale decirlo-, es por su estilo, quizás el más boxeador de todos los luchadores de MMA, ya que en su arte y sus definiciones prevalecen los puños, con los cuales liquida a sus adversarios. Pero hay un detalle: pega con guantes de 4 onzas, y ante Money se calzará los de 8, tal vez de 10. Y él mismo confiesa que su máximo sueño era ser boxeador.
La pregunta es por qué no lo hizo de entrada, máxime estando en un ambiente tan boxístico como Irlanda -pegada a Inglaterra, potencia-, y teniendo a mano un deporte constituido, desarrollado y sólido como el boxeo, en vez de meterse en uno virgen, incipiente y aventurero, cuyo destino era una lotería.
Por todo esto, para alguien que está en esto es imposible imaginar que McGregor no solamente gane, sino que le pegue una piña a Mayweather. Pero peleas son peleas, y si Tyson perdió contra Douglas, cualquiera puede perder con cualquiera.
Y no sólo eso, sino que marcará su nacimiento serio como deporte de combate, ganando un espacio en los medios, con la tendencia irreversible de desplazar, o reemplazar al boxeo –ya el último finde el argentino Santiago Ponzinibbio noqueó en 1 round al islandés Gunnar Nelson en Glasgow, Irlanda, en la pelea estelar de la máxima liga de las MMA, la UFC-. Porque en el fondo, si se analiza bien, no será ésta la lucha de un hombre contra otro, sino la de un deporte contra otro, a través de sus máximos referentes.