La nueva biopic de Lorena Muñoz (Gilda - No Me Arrepiento de Este Amor) sorprende no sólo por su acertada elección del protagonista sino también por su buen manejo de los ritmos narrativos.

Finalmente llegó la esperada película basada en la vida de Rodrigo Bueno, el "Potro" cordobés, y los resultados son tanto o más notables que en la anterior biopic de Lorena Muñoz, Gilda - No Me Arrepiento de Este Amor.

Vamos por partes: lo primero que llama la atención de esta nueva producción basada en la vida del autor de “Soy Cordobés”, quizá el último de los grandes ídolos populares surgidos en las últimas décadas, capaz de conquistar a todos los públicos con su carisma y simpatía, es que la producción ha conseguido a un actor capaz de generar el mismo efecto.

Rodrigo Romero ES Rodrigo Bueno. La película parece estar protagonizada por el propio cuartetero al estilo de lo que hizo Howard Stern en Partes Privadas (Private Parts, 1997), y no por un actor que lo emula. Basta recordar el gran homenaje que le hizo Nicolás Furtado en la tira Educando a Nina y la furia de los cordobeses por no haber elegido a un actor de esa provincia para darse cuenta de que lo que hicieron Muñoz y compañía fue escuchar “el clamor popular”. Pero como si tener a una persona casi idéntica frente a la cámara no fuera suficiente, sorprende por partida doble que Romero se mueva, se ría, guiñe el ojo y hasta cante (sí, leyó bien, también canta) como un clon del cuartetero.

El resto del elenco no deja lugar a dudas del cuidado que se ha puesto a la hora de llevar a la pantalla grande la historia de esta personalidad que en unos pocos años se ganó el cariño y la admiración de todos los que lo conocieron, e incluso de los que no lo vieron en su momento y lo conocieron por grabaciones.

Daniel Aráoz y Florencia Peña como los padres de Rodrigo hacen un trabajo impecable. ¿Usted se puede imaginar a Aráoz interpretando a un ex representante de músicos? Bueno, él lo consigue. ¿Se imagina a Florencia Peña saliendo airosa de interpretar a una madre cordobesa? Ella se esfuerza, se esfuerza y saca a una nueva variante de Moni Argento que funciona muy bien. También aparece el siempre brillante Diego Cremonesi como Ángel, una analogía de los personajes que llevaron al Potro por un mal sendero; aunque quizá el personaje que más sorpresa genera es el de Fernán Mirás, convertido en representante de Rodrigo a la fuerza, y logra momentos realmente conmovedores con su "Oso".

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Y Romero logra química con todos ellos, incluso con la Jimena Barón versión 2018 (ya casi nada queda de aquella que sorprendió en El Faro de Eduardo Mignona en 1998) que aparece en un par de ocasiones como una versión “no autorizada” de Marixa Balli, que ya puso el grito en el cielo por salir “rubia” en la película en la que, dice, la dejaron como una “trola”.

En cuanto a la dirección del film, El Potro lo Mejor del Amor se mueve entre una biopic muy “basada en hechos reales”, es decir una versión (demasiado) libre de la vida del cantante, y el costumbrismo típico de las tiras de la productora Pol-ka, aunque con escenas de gran carga emotiva que generan todo tipo de sensaciones en el espectador.

La historia apunta más que nada a revivir los mejores momentos de la vida del cantante, mediante la interpretación de sus mejores temas, mientras intercala los hechos más importantes de su vida como la relación con Patricia Pacheco, la madre de su hijo Ramiro, y el alto costo de la fama, que sobrellevaron como pudieron.

El film también tiene una serie de homenajes y cameos que darán que hablar: hay un sosías de la Tota Santillán, uno de Graciela Alfano (que tuvo un comentado “touch & go” con él), y un cameo de Marcela Baños con unos 20 años más de los que tenía cuando trascendió la figura de El Potro.

En el lado negativo de la película se le podría criticar las excesivas libertades que se han tomado para contar la historia, así como también la conveniente manipulación de los hechos en pos (se supone) de agilizar el guión y que van a generar polémicas (y amenazas de acciones legales) en las próximas semanas por parte de la familia del cantante. Y es que la vida de Rodrigo generó odios y pasiones entre su familia de origen y Pacheco, de quien parecen obtener la fuente de información.

El film también omite el pasado de “niño prodigio” de Rodrigo e inicia la historia en la adolescencia tardía del músico, pero todo esto se entiende en la necesidad de contar toda la intensa pero breve vida del cantante en tan sólo dos horas.

Pero en definitiva, El Potro es una película muy recomendable para los fans del cantante; y también para aquellos que quieran entender su magia y cómo hizo para revolucionar el mundo bailantero en tan sólo un par de años que le sirvieron para convertirse en una figura mítica en honor de la cual se han llegado a levantar altares.

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