Finalmente, el gran duelo de actores de la noche de los Oscars tuvo un mer
ecido ganador en la figura de Gary Oldman, el gran actor británico que tantos buenos personajes le dio a la industria de Hollywood desde que arribó desde su Londres natal como parte del brit-pack de actores “importados” por Hollywood que enriquecieron el medio de manera categórica.
El primer gran papel de Oldman fue el del músico Sid Vicious en Sid y Nancy, y siguió con otro músico más clásico: el Ludwig Van Beethoven de Amada Inmortal. Pero fue el Drácula de Francis Ford Coppola el que lo hizo conocido en el mundo entero.
Sin embargo, la carrera de Oldman siguió dando personajes maravillosos como el Lee Harvey Oswald de JFK (1992), el policía Stansfield de El Perfecto Asesino (León, 1994), el diabólico Mason Verger de Hannibal (2001), el comisionado Gordon de la trilogía de Batman de Christopher Nolan y Sirius Black en varias de las secuelas de Harry Potter.
"Este premio es glorioso. EEUU me ha dado mucho: mi hogar, mi vida, mi familia y, ahora, un Óscar", indicó el intérprete, quien se emocionó al recordar a su madre, que próximamente cumplirá 99 años. "Estará viendo esto desde su sofá. Gracias por tu amor y tu apoyo. Pon la pava, que traigo el Óscar", añadió.
Oldman logró la victorias tras haber sido candidato previamente por El Topo (Tinker Tailor Soldier Spy, 2012) y luego de arrasar en la temporada de premios con el Globo de Oro y el galardón del Sindicato de Actores de EE.UU., entre otros.
El gran actor tuvo como oponentes nada menos que a otro britpack, Daniel Day Lewis, pero también estaba la “amenaza latente” del millenial Timothée Chalamet así como también a Denzel Washington y Daniel Kaaluya, ambos muy alabados por sus trabajos.