El kefir es un alimento probiótico que contiene muchos compuestos bioactivos, incluyendo hasta 30 cepas de bacterias buenas. También es clave para mejorar muchos problemas de salud relacionados con la digestión y la función inmunológica.
Se parte de leche fermentada hecha con “gránulos” que en realidad son una combinación de bacterias y levaduras que se alimentan de la lactosa. Se puede hacer de cualquier tipo de leche: de cabra, oveja, vaca, soja, arroz o coco.
Este producto se ha utilizado durante miles de años en diferentes culturas de todo el mundo. Derivado de la palabra turca “keyif” (sentirse bien), el kefir proviene de las montañas del Cáucaso, de Europa del Este. Se cree que los pastores de ovejas fermentaron accidentalmente la leche en sus petacas de cuero.
La potencia y los poderosos efectos de la mezcla pronto se extendieron por las tribus y luego fueron recogidos por médicos rusos, quienes se enteraron de sus legendarios beneficios curativos y los utilizaron para ayudar a tratar enfermedades como la tuberculosis en el siglo XIX.
Además, el kefir contiene numerosos probióticos, de donde provienen muchos de sus beneficios. En un estudio de 2015 publicado en Frontiers in Microbiology , el kefir fue reconocido como una fuente potencial de probióticos y moléculas con varios beneficios para la salud. Según los autores, “sus propiedades biológicas sugieren su uso como antioxidante, agente antitumoral, agente antimicrobiano e inmunomodulador, entre otras funciones”.
También aumenta la inmunidad ayuda a poner en marcha el sistema inmunológico y ha demostrado la capacidad de reducir el colesterol y la presión arterial. Los probióticos mejoran la absorción de nutrientes, y los productos lácteos contienen todos los nutrientes más importantes para mejorar la resistencia ósea, incluidos el fósforo, el calcio, el magnesio, la vitamina D y la vitamina K2.
Nanu Zalazar te enseña cómo hacer kefir, tanto en su versión yogur como queso crema.
Poner una cuchara de gránulos de kefir en un litro de leche. Dejar que las bacterias se coman la lactosa y en 24 horas se obtiene un yogur, para lo cual hay que colar los gránulos.
Una vez obtenido el yogur, se puede hacer otro filtrado con una tela o gasa para separar el suero del resto de la leche, lo que dejará el producto final con consistencia de queso crema. Hay quienes le agregan edulcorante o azúcar para moderar el sabor agrio.