Jugar pasivamente teniendo una buena mano es una estrategia habitualmente errónea. Nuestra mano casi siempre se presenta vulnerable, lo que quiere decir que, si bien puede ser favorita en un momento determinado, corre el peligro de que una carta posterior propicie que algún rival nos supere.
Si tienes una buena mano ¡apueste!: Si casi tiene ligado un color o una escalera, no puede pasar. ¡Suba!
El póker es un juego de constancia y la regla de oro del póker es el autocontrol. De muy poco te servirá ganar en muchas ocasiones si te emocionas y comienzas a subir las apuestas sin control, o no eres capaz de superar una mala racha. Por ello baja de nivel cuando sufras una mala racha, le permitirá buscar el equilibrio, tranquilizarse y recuperar la confianza. Jugar más no siempre significa ganar más: No tiene por qué jugar todas las manos. Algunos jugadores novatos creen que deben jugar todas sus manos. Esto no es así, tómese su tiempo y estudie sus cartas con sumo cuidado. Si piensa que las probabilidades de ganar no están a su favor, no dude en retirarse.