Desde el arranque, incluso antes de la campaña electoral de las pasadas primarias, se puso en primer plano la importancia de la elección en la Provincia de Buenos Aires.
Más por el impacto psicológico que podría producir en el electorado que por lo formalmente en juego en la elección. Pues esa dimensión, esa lectura de los acontecimientos, es lo que está sobre la mesa política bonaerense, y por extensión nacional, de los sucesos del domingo.
Cuando las elecciones son distritales, como son las legislativas que se circunscriben a las provincias, el principal distrito de la república, la provincia de Buenos Aries se federaliza más que nunca: el que gana allí, en la práctica, se instala como el ganador de la elección. 2009 y 2013, son los ejemplos más recientes.
En 2017, la competencia electoral tuvo su plus al agregarse la participación de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner como principal precandidata y ahora candidata de una flamante alianza transitoria de oposición, Unidad Ciudadana.
Pero si la sola presencia de CFK de por sí nacionalizaba la elección, el mensaje que encarnó como principal candidata nacionalizó aún más la competencia política, pues “la voz de la mayoría” era para “frenar el ajuste” del gobierno nacional de Cambiemos que encabeza Mauricio Macri.
Un Cambiemos bicéfalo se posicionó en el territorio donde se concentra casi el cuarenta por ciento del electorado, y dosificó la presencia de Mauricio Macri, que repartió presencias en distintas provincias, al mismo tiempo que potenció la presencia de la gobernadora María Eugenia Vidal.
El resultado simbólico que se empezó a diseminar en el inconsciente colectivo bonaerense es que en la confrontación de sendos modelos “nacionales”, el de Cambiemos salió fortalecido de las primarias pero, como se sabe, la cosa no ha terminado aun.
Mientras tanto, se esperan los resultados definitivos de la elección, que estarían antes del 2 de setiembre, cuando vence el plazo para la ratificación definitiva de las listas que competirán en las elecciones generales del próximo 22 de octubre.
Desde Unidad Ciudadana advierten sobre la manipulación de los resultados reales de la elección primaria en relación a los totales obtenidos por ellos y la alianza de gobierno. Esta cuestión no está medida, se desconoce aún el impacto que tendrá en la sociedad.
Desde la Casa de Gobierno provincial nunca dijeron que ganaban la elección, sí advirtieron, desde temprano, que mejoraban la cosecha que habían alcanzado en las primarias de 2015.
Y detallaron luego que están un punto abajo del resultado obtenido por María Eugenia Vidal en las generales que la depositó en el sillón de Dardo Rocha. Pero este casi imperceptible movimiento luego de un año y medio de gestión no conforma a todos; hay algo de ruido adentro del gobierno sobre lo poco que se avanzó en el Conurbano bonaerense.
Está el éxito en el interior provincial en Cambiemos, pero eso es con participación activa de los socios, donde el radicalismo que comandó el vicegobernador Daniel Salvador es el actor más importante, pero no menos valioso es el aporte de aliados regionales, como los sureños con base en Bahía Blanca, y los seguidores de Elisa Carrió.
Pero si hay ruido en Cambiemos, en el peronismo la batucada es infernal. Los que dudaban sobre la posibilidad de que un triunfo de CFK los pusiera nuevamente en carrera para la gobernación en 2019, empiezan a tener certezas. Y no muy alentadoras, aunque todo puede cambiar.
La polarización natural que parece consolidarse en el escenario preelectoral hace que los campamentos de Sergio Massa y Florencio Randazzo estén por estas horas pensando las jugadas más osadas. Pero ya sabiendo que desde “abajo”, los candidatos locales o regionales, es poco lo que pueden aportar. 1País camina por los límites de los pisos en varias secciones electorales de la provincia, y el ex ministro del Interior y Transporte no perforó ninguno.
De un total de 17 partidos y alianzas que compitieron en las categorías diputados y senadores nacionales en las elecciones primarias del último domingo, sólo cinco pasarán a la elección general del 22 de octubre, habida cuenta de que el 12 ofertas electorales no alcanzó el piso de 1,5 por ciento de los votos, requisito para poder volver a competir.
Los partidos de Luis D’Elía, de Fernando “Pino” Solanas, de Víctor De Gennaro y de Vilma Ripoll son algunos que quedaron en el camino.
Sólo Cambiemos, Unidad Ciudadana, 1País, el Frente Justicialista y el Frente de Izquierda de los Trabajadores lograron superar esa cifra, de acuerdo con los datos del escrutinio provisorio.
Las doce alianzas restantes que alcanzaron los votos válidos para poder competir en octubre próximo son Izquierda al Frente, el Frente Socialista y Popular, Creo, Patria Grande, el Partido Federal, el Frente Bandera Vecinal, el Partido Humanista, Todos por Buenos Aires, Encuentro por Tierra Techo y Trabajo, Partido del Campo Popular, el Movimiento Organización Democrática y el Matraju.
Los nuevos jefes comunales de Unidad Ciudadana (UC) que desde hace un año y medio gobiernan diversos distritos del Conurbano lograron dar un paso más en la construcción de liderazgos en sus distritos.
El intendente de Merlo, Gustavo Menéndez; Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini; Moreno, Walter Festa, y en La Matanza Verónica Magario, aseguraron un amplio triunfo en sus distritos para Unidad Ciudadana, más allá de que en líneas generales no alcanzaron los porcentajes de votos que cuando fueron electos.
En el caso del distrito de Escobar, Ariel Sujarchuk, también de Unidad Ciudadana, no solo no alcanzó los porcentajes de la elección próximo pasada, sino que además la oposición de Cambiemos se aceró significativamente, reduciendo a la mitad la diferencia.
Suerte dispar tuvieron los mandatarios primerizos de Cambiemos.
Los intendentes de Quilmes, Martiniano Molina; San Vicente, Mauricio Gómez; General Rodríguez, Darío Kubar; y Nicolás Ducoté, de Pilar, perdieron frente al partido que lidera CFK.
Mientras que Néstor Grindetti (Lanús) hizo una mejor performance, sobre todo a nivel local, donde ganó. Algunos ganadores “enteros” fueron Ramiro Tagliaferro (Morón) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero).
El municipio de General Pueyrredón que alberga la ciudad de Mar del Plata y Batán, cuyo intendente es el primerizo Carlos Arroyo, hizo una diferencia de casi 60 mil votos a favor de Cambiemos. Había serias dudas con esa ciudad, donde el intendente tiene un desempeño más que negativo, por lo que el mérito es de las figuras de Cambiemos que fueron una y otra vez allí a hacer campaña, sin la presencia de Arroyo.
En Bahía Blanca hubo una diferencia de 42 mil votos. Vicente López y San Isidro pusieron lo suyo también, con más de cincuenta mil de diferencia en cada uno de los distritos, pero en estos casos se trata de avezados alcaldes.
El candidato a concejal de Cambiemos en Tigre Segundo Cernadas envió una carta a los vecinos agradeciendo su apoyo, que lo dejó en el segundo lugar en las PASO locales a unos mil votos de distancia de Gisela Zamora, la postulante de 1País, el oficialismo del distrito.
“Ayer dimos un gran primer paso para consolidar el cambio. Desde Cambiemos Tigre queremos agradecer a los vecinos de cada una de las localidades tigrenses por su voto de confianza”, expresó el actor devenido en candidato.
El intendente macrista del distrito de Pilar, Nicolás Ducoté, está en un problema. Aunque las internas que se despliegan en los distritos también suelen explicar un poco las cosas.
En ese sentido sucede que el domingo Cristina Fernández de Kirchner se impuso a Esteban Bullrich por 36.97% a 33.59%.
Pilarenses consultados interpretaron los guarismos a partir de la demora en la obra pública, la creciente presión fiscal o cuestiones relacionadas a la inseguridad y los problemas económicos.
Ahora bien, si nos apegamos a los resultados locales, el escenario quedó así: Jésica Bortulé, de Cambiemos, 31%; Claudia Juanes, de 1 País, 13%. Pero sucede que Unidad Ciudadana, que se impuso con el 35 % de los votos, tuvo competencia a cuatro puntas, Federico de Achával resulto el ganador y José Molina lo siguió con solo 4 mil votos menos.
De cara a octubre, la incógnita es qué sucederá con el caudal electoral de Molina, unas 18 mil voluntades, quien quedó en el camino. El sciolista es un histórico del peronismo y entre el massismo y Achával se pelearán por ese seductor botín, según aseguran, por lógica. Pero sucede que el intendente también anda necesitando de algunos votos más.