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Se encamina al bicampeonato, pero en Boca no alcanza. Tiene contrato hasta fin de año y sólo podría irse antes si no gana la Superliga o si no clasifica a octavos de la Copa. Si no es campeón continental, ¿seguirá?
Hace más de un año y tres meses que Boca es líder del fútbol argentino, pero a la gente no le alcanza. El fanático quiere algo más que un torneo local, y la Supercopa perdida ante River, fue un golpe duro, que deja a Guillermo Barros Schelotto en la mira de todos. Más allá de que se logre el bicampeonato, la última carta fuerte que le queda, parece ser la Copa Libertadores. El Mellizo tiene contrato hasta fin de año, y seguramente se lo respetarán, salvo que pase una catástrofe en el certamen doméstico y en el continental, antes de junio. El hecho de no haber conseguido ningún título que se defina por mano a mano, es una pesada mochila.
Hasta el Mundial de Rusia, hay dos objetivos que no pueden fallar. El primero es ser campeón de la Superliga, y el segundo es clasificar a octavos de copa. Si falla en alguno de estos dos, es la única manera que pueda llegar a irse antes de finalizar su vínculo con el club. Para la segunda parte de 2018, si se clasifica a octavos, el objetivo máximo es la copa, aunque también habrá certamen local y Copa Argentina. La Libertadores es la obsesión y si no se llega a ganar, es difícil imaginar una renovación de contrato.
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El primer golpe fuerte de esta etapa fue perder la semifinal de 2016 a manos del humilde Independiente del Valle. A esto, se suman dos eliminaciones ante Rosario Central de Copa Argentina, la final perdida con River, y el hecho de no haber clasificado a ninguna competencia internacional el año pasado. Se logró volver a la copa, pero el choque ante el Millonario reabrió viejas heridas, y sobre todo, recordó la desconfianza a este plantel.
En relación al encuentro del miércoles en sí, al técnico se le critica no haber hecho los cambios a tiempo. Carlos Tevez fue un fantasma y recién se decidió por poner a un referente de área, cuando se perdía por dos goles. Ahí, ingresó Ramón Ábila. Del otro lado, Marcelo Gallardo acertó con las variantes. Más allá del plantel, tampoco ayudaron los jugadores, a los que le faltó ese fuego sagrado para las finales.
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Sin embargo, este déficit en choques definitorios ya viene desde hace rato. Más allá de dos Copa Argentina y algunos certámenes domésticos, en el plano internacional, Boca no gana nada desde la Recopa 2008, con Carlos Ischia. La última vez que llegó a una final fue con Julio César Falcioni en la Libertadores 2012, pero se perdió con Corinthians. De ahí en más, fueron casi todas frustraciones, a la hora de matar o morir. En esos juegos, la cuenta está pendiente...
Dos cambios obligados y Carlitos casi afuera
Después del duro golpe sufrido ante River, por la Supercopa Argentina, a Boca no le queda otra que dar vuelta la página y pensar en el choque ante Atlético Tucumán, del domingo, por la Superliga. De cara a ese cotejo, Barros Schelotto no podrá contar con los colombianos Frank Fabra y Edwin Cardona, ambos suspendidos por acumulación de tarjetas amarillas. Además, Carlos Tevez, con problemas físicos, también podría tomarse un descanso.
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Para reemplazar a Fabra, Emmanuel Mas es una fija. Ante la ausencia de Cardona, el que hoy cuenta con más chances es Gonzalo Maroni, mientras que si no llega Carlitos, irá de entrada Ramón Ábila, como centro atacante.
Con este panorama, la alineación titular que buscará otro triunfo en la Superliga, luego del traspié en Mendoza, sería con: Agustín Rossi; Leonardo Jara, Paolo Goltz, Lisandro Magallán y Mas; Nahitan Nández, Wilmar Barrios y Pablo Pérez; Cristian Pavón, Tevez o Abila y Maroni.
Lo cierto es que este viernres, el plantel entrenará en el Complejo Pedro Pompilio y el entrenador seguirá pensando en el once para ir a Tucumán.
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