La selección evidencia su propia transformación; con nuevos nombres, la confirmación de otros - pero con nuevos hábitos-, los futbolistas volvieron a hablarle a la gente y a mostrar otra impronta; el viernes, el primer amistoso ante México

La consigna para Lionel Scaloni, entrenador de la selección argentina, fue clara: después de un proceso que llevó al mundial de Rusia de la mano de tres entrenadores y un núcleo duro de jugadores que se repitió durante años, había que reconstruir la identidad del equipo que supo ganar dos mundiales y tantas Copa América.

Por eso Scaloni escuchó a Lionel Messi, quien evaluará su ganas cuando llegue el turno de la Copa América, y se dispuso a convocar jugadores que cuando llegue el próximo mundial estarán en plenitud y no sobre el final de sus carreras. Los apellidos de los últimos años, competirán con los que aún cuesta identificar. El entrenador no borró a nadie -de hecho varios volvieron a ser convocados-, pero desapareció “el grupo”.

“Hay un cuerpo técnico excelente y un grupo mucho mejor”, suelta con inocencia Emanuel Mammana, quien se quedó sin mundial en Rusia por una lesión. La declaración carece de malas intenciones. El ex River no denosta al grupo anterior, pondera al actual. Y lo puede decir, porque ya fue convocado en otra oportunidad.

“Está muy cambiado el grupo, se lo ve muy contento, muy alegre. Es mi primer entrenamiento pero desde el primer día me di cuenta que hay mucha alegría dentro del vestuario”, remarcó.

Y sus palabras, o lo bondadoso de ellas, lo reafirma un nuevo e inesperado compañero: el arquero Paulo Gazzaniga, del Tottenham inglés, que partió a los 14 años de Santa Fe -hoy tiene 26- y conoció en primera persona a todos en la selección: viejos y nuevos.

“Tengo la suerte de poder entrenar con dos arqueros que son referentes (Hugo) Lloris (compañero en el Tottenham) y ahora con Chiquito (Sergio Romero). Entrenar con Chiquito es otro sueño más. Siempre lo vi desde afuera. Es un orgullo grande entrenar con él y con los otros chicos”, graficó Gazzaniga.

El arquero de casi dos metros, habla sin pedantería y deja expuesto -a partir de sus sensaciones- el proceso de reinvención de la selección, con convocados que valoran sus citaciones. “Estar acá es un sueño para todos los que nacen en la Argentina y se dedican a esta profesión, en algún momento piensan en ser convocados”, dice despojado de la primera persona y señalando a un histórico como Romero. Mammana y Gazzaniga, hablan de lo mismo aunque uno remarque la impronta del grupo actual y otro festeje al arquero con más presencias de la historia.

Los dos futbolistas hablaron inmediatamente después del entrenamiento. Se quedaron en la cancha donde entrenaron mientras sus compañeros abordaban el vestuario. Son las nuevas caras de un equipo en formación, que entendió que cuando le habla a los micrófonos, se acerca a la gente, al simpatizante, y no a los periodistas que muchas veces concentran los peores aspectos del hincha.

Y los históricos que persistan y tengan su revancha en la próxima Copa América o Mundial, deberán amoldarse a las nuevas características de un grupo que -a juzgar por la impresión de Mammana-, tiene otro semblante.

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