Las primeras mañanas frescas del año entusiasman a los amantes del pejerrey, que van desempolvando las cañas de 4 metros, revisando líneas y poniéndose al tanto de las novedades. Y en ese sentido sabemos ya dónde encontrar los grandes pejes del Riopla: partiendo desde Quilmes hasta Colonia, hicimos un pescón de grandes matungos, de esos que desvelan al mas apasionado pejerrey cero de ley.
El guía Gustavo Almela se jugó una carta fuerte: aprovechar un día de poco viento para cruzar el charco y buscar los matungos allí donde inician su ruta migratoria, aprovechando la cuña de agua salada que los vuelca sobre costas charrúas mientras el agua en costa argentina se mantiene color “chocolate” por la fuerte sedimentación rojiza que llega desde el Bermejo para éstos tiempos.
Sobre el banco Pescadores, el guía nos hizo hacer magníficos garetes donde cada pique fue de un peje que pasaba los 40 cm, sin dientudos molestos y sin “pirulines”. Las cañas Shimano Vengeance, o las Tech Karma, se arqueaban con cada clavada concretada, y en el agua una explosión en la boya aseguraba en cada clavada un matungo de novela. Y todo a 15 o 20 cm de profundidad de brazolada. Si dudas, un sueño.
Eso sí, se lograron apenas 20 pejerreyes en toda la lancha, mostrando que al principio de temporada y en aquella parte del río se hace ley aquello de “poco pero bueno”.
No contamos esta vez con la carnada ideal que es de mojarra grande para enhebrarlas en anzuelos 2/0 y hacia el mediodía nos quedamos sin el vital insumo. No importa, para muestra estuvo este botón, y ya nos prometimos volver con un par de heladas, donde seguramente el pique estará más firme.