Inaugurado en 1922, es considerado una de las catedrales del automovilismo. Sus características, el título que Fangio ganó allí y las tragedias, entre otros recuerdos.
Más de 100 años de historia con ruido de motores destacan al circuito de Monza como uno de los más emblemáticos de la Fórmula 1. La pista en la que Franco Colapinto corrió este fin de semana fue construida en 110 días allá por 1922 y, de ahí en más, se convirtió en una de las catedrales del automovilismo. Luce con orgullo la chapa de 'Templo de la Velocidad' y, adaptada a los estándares de seguridad, volverá a demostrar su vigencia. La leyenda continúa...
Recuerdos, peligro y pasión. Eso es Monza. A unos 20 kilómetros al norte de Milán, cuenta con rectas largas combinadas con chicanas que obligan a pasar de velocidades cercanas a los 300 km/h a menos de 80 km/h y viceversa. El arte de acelerar, frenar y girar tiene aquí también su lado oscuro, debido a la cantidad elevada de accidentes. Poco parece importarle eso a los fanáticos de Ferrari, que definen a este circuito como la Pista Mágica.
Aquí, un repaso por cinco hitos que dejaron una huella en Monza.
1- Su construcción. Unos 3.500 obreros llevaron adelante la obra entre mayo y julio de 1922. El autódromo fue inaugurado el 3 de septiembre de ese año y una semana más tarde se realizó el Gran Premio de Italia, en el que Pietro Bordino ganó con un Fiat modelo 804 de seis cilindros. La escena triste de aquel día fue la muerte del alemán Gregor Kuhn, que se convirtió en el primer nombre de una larga lista de fallecidos en esta pista.
2- Principio y fin del óvalo. La pista original de Monza, de diez kilómetros de longitud, incluía un óvalo peraltado de 4,5 km. Esa zona era una de las más peligrosas por las velocidades que se alcanzaban y la ausencia total de vías de escape. Sólo un guardarrail separaba la pista de una caída de varios metros de altura del suelo. En 1961, el óvalo fue eliminado tras el grave accidente del alemán Wolfgang von Trips.
3- Las tragedias. El 26 de mayo de 1955, Alberto Ascari sufrió un accidente fatal mientras probaba un modelo de Ferrari. Seis años más tarde, von Trips también se mató a bordo de una Ferrari y su choque provocó la muerte de 14 espectadores. Otros pilotos que perdieron la vida en Monza: el austríaco Jochen Rindt -único campeón post mórtem de la F1- en 1972 y el sueco Ronnie Peterson en 1978.
4- La corona de Fangio. El Chueco, que en 1952 estuvo al borde de la muerte por un accidente sufrido en Monza, se dio el gusto de lograr un título en este circuito legendario. Ocurrió el 2 de septiembre de 1956, cuando finalizó segundo en el Gran Premio de Italia y conquistó su única corona con Ferrari. Esa fue la cuarta consagración de su carrera, luego de los éxitos obtenidos en 1951 (con Alfa Romeo), 1954 y 1955 (ambos con Mercedes Benz). En 1957 llegaría su quinto y último campeonato de Fórmula 1, con Maserati.
5- La carrera de los Dos Mundos. Esta competencia, denominada también las 500 Millas de Monza, se realizó sólo en la sección del óvalo en 1957 y 1958. Fue el resultado de una propuesta para que los pilotos y equipos de la Indy Car compitieran directamente con los de F1 en suelo europeo. Gracias a la similitud con las 500 millas de Indianápolis, el autódromo recibió el nombre de Monzanápolis. En ambas ediciones ganaron pilotos americanos: Jimmy Bryan venció en 1957 y Jim Rathman, en 1958.
6- La vuelta de Niki Lauda. El 1º de agosto de 1976, el austríaco fue protagonista de un accidente terrible en Nûrburgring, donde su Ferrari se prendió fuego. A pesar del diagnóstico preocupante de los médicos ("Su vida depende de dos personas: de Dios y él mismo", dijeron en algún momento), regresó a las pistas un mes y medio después r. Lo hizo en Monza, donde fue cuarto, por delante de sus compañeros Clay Regazzoni y Carlos Reutemann, y se llevó la ovación del público.
7- Michael Schumacher, a puro triunfo. El alemán es, junto al británico Lewis Hamilton, el piloto con más victorias en este autódromo. Ocurre que ganó cinco veces (1996, 1998, 2000, 2003 y 2006) y, además, se adueñó del récord de la carrera más rápida, promediando una velocidad de 247.585 Km/h en 2003. Detrás de ambos se ubica el brasileño Nelson Piquet, con cuatro triunfos (1980, 1983, 1986 y 1987).
8- Máxima velocidad. En 2018, Kimi Räikkönen (Ferrari) hizo la pole position en Monza y batió el récord de Juan Pablo Montoya (Williams) en 2004, con un registro de 1m19s119. El finlandés alcanzó el promedio de vuelta más rápido de la historia de la Fórmula 1 con 263,587 km/h. Sin embargo, esa marca fue pulverizada por Hamilton (Mercedes), que en 2020 llegó a una media de velocidad 264,363 km/h.
¿Habrá lugar para un hito de Colapinto? Por lo pronto, el argentino ya disfrutó de un momento para el recuerdo en Monza. Fue hace un año, cuando se impuso en la competencia de la Fórmula 3. Ahora, su nombre aparece entre los protagonistas de la F1. Nada más, nada menos.