Fue una de las glorias del deporte argentino, pero también será recordado por la lucidez que demostró en las diferentes entrevistas que brindó. En esta nota te proponemos un repaso por las que más repercusiones provocaron
De Vicenzo fue un deportista destacado, pero fuera de los campos de juego dejó memorables frases y en esta nota te proponemos un repaso por las diez más famosas:
"En 1950 me invitaron a Europa en un viejo barco de guerra. '¿Y si se hunde?', pensé. Así que invité a Antonio Cerdá, Eduardo Blasi y Ricardo Rossi. Si me ahogaba, por lo menos los rivales venían conmigo".
"De haber sido boxeador y no golfista, habría sido como los otros boxeadores. Y además, tendría la nariz más chata porque, ¿quién no le pega a mi nariz?"
"El golf fue y es mi vida"
"Uno pierde la fuerza, pero no pierde la mente".
"Un día vino un político a mi cancha de golf y me ofreció un lugar en su actividad. Le expliqué que todos los días llegaba, me tomaba un café y caminaba cinco horas. '¡Qué linda vida!', exclamó. Y yo le contesté: '¿Y usted me la quiere cambiar? ¡Déjese de joder!". "En casa, muchas veces faltaba para comer. Entonces me las rebuscaba sacando las pelotas de la laguna del Club Argentino de Migueletes. Le fui tomando el gusto al golf y cuando mamá me mandaba de compras, iba por las calles de tierra pegándole a las piedras con un palito".
"Lo más importante es la relación humana que gané"
"La vida es difícil, y aquel que no aprenda va a estar postergado en la escala laboral. Hay que formarse para tener la posibilidad de defenderse de la vida".
"Yo decía que hablaba con el árbol y que, cuando el árbol contestaba, dejaba de entrenar".
"Con la trampa le sacás algo al otro y te sacás todo a vos mismo. Una trampa anula todo lo bueno que podés haber hecho antes. Si se respetaran reglas, reglamentos y leyes, el mundo sería mejor y la vida resultaría más agradable. Hay que ser correcto aunque a veces no te convenga o te duela".
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