Desde Macías hasta Baldassi y pasando por Coerezza, Castrilli y Elizondo y más allá de gustos, todos rindieron a satisfacción
Es riquísima la historia del referato argentino en las Copas del Mundo. A pesar de no haber tenido participación en cuatro torneos (1934, 1938, 1950 y 1954) por razones de índole político-gubernamental en concordancia con los seleccionados argentinos, la presencia de nuestros árbitros siempre aseguró prestancia, calidad y credibilidad en estas grandes ocasiones. Desde José Bartolomé Macías en 1930, hasta Héctor Walter Baldassi en la actualidad, de quién damos cuenta en la página precedente con lujo de detalles acerca de su reciente labor.
Catorce árbitros para diecinueve mundiales, de los cuales uno, Angel Norberto Coerezza, hoy día colaborando activamente con Miguel Scime en la Dirección de Formación Arbitral luego de haber dirigido la vieja Escuela de Arbitros de la AFA durante varios años tras su retiro, lo hizo en dos contiendas diferentes, en 1970 y 1978. Unico en su especie, Don Angel acredita otras jinetas ganadas con merecimiento, entre ellas, a saber: Primer árbitro argentino en ser parte de una final mundial, en México ’70, como juez de línea del alemán Rudi Gloeckner, y primer árbitro argentino en ser distinguido oficialmente como el mejor de una Copa del Mundo, para el caso, también en 1970, cuando Sir Stanley Rous, presidente de la FIFA, le otorgó el “Silbato de Oro” por su rendimiento en sus dos partidos en tierra azteca, uno de ellos, Alemania Federal-Inglaterra, por cuartos de final en León, de singular importancia. En 1978, con un intervalo en el ’74, donde anotó su presencia en Alemania Federal Luis Pestarino, Coerezza, habiendo acordado previamente su retiro de la actividad, dirigió el partido inaugural en el Monumental de River entre Alemania Federal-Polonia acompañado por Arturo Andrés Ithurralde y Miguel Angel Francisco Comesaña en las líneas, para despedirse de su carrera internacional. Acotamos que recién en 1994, cuando Ernesto Taibi acompañó a Francisco Oscar Lamolina en Estados Unidos, la FIFA incorporó árbitros asistentes. En todo lo anterior, como líneas siempre habían jugado árbitros.
La decision de Elizondo
Luego de Coerezza, el segundo árbitro argentino en ser parte de la final de la Copa fue precisamente Pancho Lamolina en el ’94, en carácter de cuarto árbitro -otra innovación de entonces- del húngaro Sandor Pühl en Brasil-Italia. Hasta que por fin y como único caso, un argentino fue designado para arbitrar directamente una final. Y con el aditivo que ya lo había sido para el cotejo inaugural: Horacio Elizondo dirigió Italia-Francia en Alemania 2006, elaborando conjuntamente con su asistente número uno Darío García -el dos fue Rodolfo Otero- y el cuarto árbitro español Medina Cantalejo, la decisión más trascendente y justa de la historia de los mundiales, la expulsión de Zinedine Zidane por agredir con un cabezazo sin el balón en juego al italiano Marco Materazzi, funcionando a la perfección el mecanismo de interacción del equipo arbitral. Elizondo, con cinco partidos en dicha ocasión, tiene el récord de presencias de árbitros argentinos en Copas del Mundo. Baldassi quedó a un partido.
Los ha habido de todos los gustos y estilos opuestos: Castrilli -mejor árbitro 1998 junto con el italiano Pierluigi Collina- Lamolina; Pestarino-Coerezza; Elizondo-Angel Sánchez (éste, el único en ser agredido por un jugador en 2002, el portugués Joao Pinto) y Brozzi-Goicoechea. Hasta hubo uno que no fue designado entre otros sudamericanos, Luis Ventre en Chile ’62, que sí actuó como juez de línea. Y dos buenos como Juan Carlos Loustau, quien luego volcó su conocimiento por años en la Escuela de la AFA, y Carlos Alfonso Espósito. Es cierto, varios grandes árbitros argentinos, Humberto Dellacasa entre ellos, no tuvieron su chance. Pero los que sí aportaron, dejaron su sello.