En febrero de 2010 la muerte de la entrenadora Dawn Brancheau por la orca Tilikum conmovió a la prensa estadounidense. El animal más visitado del parque acuático SeaWorld le había comido el brazo. Pero con su fallecimiento comenzaron a salir a la luz varias denuncias con las que lidiaba la empresa en el silencio mediático, e incluso varios antecedentes de ataques. El documental "Blackfish" (2013), de la directora Gabriela Cowperthwaite, pone en tela de juicio hasta donde es capaz de llegar el hombre para despojar de su hábitat a un ser vivo, adiestrarlo, utilizarlo como atracción hasta olvidar que la reacción y el cansancio por años de maltrato pueden ser mortales.
El documental cuenta, a su vez, la muerte por un ataque mortal del entrenador Alexis Martínez en el Loro Parque de Tenerife, España. Un espacio en donde fueron algunas orcas de SeaWorld (conexión que autoridades de la empresa estadounidense niegan), con escasa práctica de sus adiestradores y una infraestructura poco adecuada para albergarlas.
"Blackfish" reabre un debate casi eterno sobre la utilización de seres vivos y la explotación de estos para poder generar multimillonarios ingresos como los de SeaWorld. Un documental impactante que produce la tristeza más profunda y la lucha por intentar devolver a las orcas a su hábitat natural.