La historia de un género que sobrevivió desde el suburbio a la mirada ajena y despierta polémicas aunque son varios los que lo consumen sin admitirlo: el porno. Una industria que no puede repuntar, tiene referentes y logró escaparle a la Dictadura. “Siempre va a ser incorrecto, y tendrá un atractivo, que es el secreto”, revela Lisandro Leiva, uno de los directores. Se proyecta el jueves en El Cultural San Martín

Según las estadísticas, los lunes son los días de mayor consumo de pornografía en Argentina. Justo en el horario laboral. También, las cifras destacan que las mujeres superan a las brasileñas en interés ante una película XXX. Sin embargo, son muy pocos los que se animan a exclamar sin tapujos que les gusta la pornografía. Por presiones sociales, por tabú, por reflejo de perversidad... el género logró en el país sobrevivir también a la tijera de la Dictadura y se las rebuscó para inmiscuirse entre VHS´s de videoclubes, primero, y hacer de internet el centro de su codiciosa industria placentera después. El documental "Audaz se eleva", de los directores Lisandro Leiva y  Mariano Torres, expone su historia en la pantalla grande y las falencias de una actividad que le cuesta sacarse el velo de la prohibición. Se proyecta el jueves en El Cultural San Martín a las 21:30 horas.

Durante la película, el arte y la expresión del sexo conjugan una misma forma de manifestación humana que se explaya en el cine. Desde la antigua Grecia, Roma y Egipto las obras demostraron la desnudez y las escenas de erotismo en su población. Mucho tiempo después, en Buenos Aires, la llegada de inmigrantes al puerto generó la aparición de bataclanas, espacios ocultos para smokers en donde, con una moneda, se podía ver algunas imagénes proyectadas, como "El Sátiro". Fue el tango "echá 20 centavos a la ranura" que comenzó a dejarlo en el inconsciente colectivo.

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De aquella "El Sátiro" hasta "Las Tortugas Pinjas" o "Los Porno Sinson", del célebre Victor Maytland, el porno se supo colar entre los valijeros de los cines para adultos y la vergüenza por la curiosidad del fondo oscuro de un videoclub de barrio. Sin embargo, la falta de presupuesto causó un estancamiento de la industria, sumado a la irrupción de la piratería.

Lisandro Leiva dialogó en exclusiva con DIARIO POPULAR sobre el documental y los obstáculos que sufren tantos actores como directores del género. 

-¿Considerás que el porno está reconocido como género por el cine nacional?

-El porno es una expresión artística, a  lo igual que el cine. Son realizadores que se formaron, se capacitaron para ejercer esa profesión. Los actores son actores, recrean vida tal cual sucede en otro tipo de películas. Me encantaría que tenga subsidios del INCAA, pero la realidad es que es utópico.

-¿Por qué creés que es utópico?

-Hay mucha presión social. Tiene que haber un gran consenso, y no lo hay. La situación en la calle es que la gente tiene vergüenza de decir "a mí me gusta el porno". El porno siempre va a ser incorrecto, siempre va a tener un secreto y eso también es lo atractivo de todo esto. Falta que se anime la sociedad a hablar de sexualidad. En eso hay que avanzar.

-Sin embargo en el documental se demuestra con estadísticas, que se consume en Argentina.  

-Sí, pero sigue siendo algo muy íntimo. A parte, lo que uno elige para ver, la categoría de porno que uno quiere, habla mucho de nosotros mismos, y ahí está otro problema. No quiero decir que hay que dejar la intimidad, pero muchos no saben en dónde contar su experiencia, hay lugares en donde no podés hablar. Decís "porno" en el subte y todos se dan vuelva a mirarte.

-¿Qué sucede con la mujer y el tabú?  

 -Argentina supera a Brasil en mujeres que miran pornografía. En general, tenemos la idea de que ellas no miran, de que es solamente para hombres, y eso es algo que algunas mujeres se encargan de reflejarlo. Pero hay otras que se animan a decir que miran por gusto.

-¿En qué situación están los actores y directores en el país?  

-Los actores tienen un segundo trabajo. De esto solamente no viven. Los directores la reman. Hacen más por gusto que por dinero, la verdad.

FUNCIONES:

JUEVES 21, A LAS 21:30 HORAS, EN EL CULTURAL SAN MARTÍN (SARMIENTO1551).

DOMINGO 24, A LAS 19 HORAS,
EN EL CULTURAL SAN MARTÍN (SARMIENTO1551).

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