Los tallos gruesos le dejaron heridas en las manos, pero todavía la jornada no terminó. A la cosecha le sigue el pesaje de los bolsones y la carga en el camión. La ganancia por varios días y pocos kilos apenas le dejará unos pesos para la casa, el boliche o el fútbol con los amigos. Se arrepiente de haber dejado la escuela. También dice que no le quedó otra: había que ser un tarefero más.
La historia de uno se replica, es igual. Detrás de un paquete de yerba mate se esconde una cadena de explotación, pobreza y marginación en la provincia de Corrientes. Es eso lo que expone la ópera prima del director Diego Marcone, “Raídos”, que se estrena el viernes en el Centro Cultural Recoleta y Artemultiplex Belgrano.
Las crudas historias de vida que se entrecruzan en un mismo espacio compartido tienen algo en común: el pago irrisorio de poco más de mil pesos por interminables horas en medio de campos húmedos y a veces de frío gélido de cala hondo en los huesos de hombres duros que, sin embargo, ríen, hacen chistes y hasta bromean con la camiseta de Messi de un compañero. “Mirá, Messi dejó España y se vino a trabajar acá… está gordo Messi, eh”.
De gran aceptación en el BAFICI del año anterior, “Raídos” llega a las salas de cine como un ejemplo de una vida dura que se lleva adelante en nuestro país, muchas veces escondida.