Así como en 2016 nos la pasamos esperando el segundo semestre, este año el añorado despegue de la economía viene en versión “brotes verdes”.
Pero para evitar que el buen augurio se esterilice, desde hace un tiempo cada vez más voces económicas oficiales salen a aclarar que los mismos ya pueden verse en áreas diversas. Economistas privados coinciden en ese diagnóstico, pero las dudas recién se despejarán cuando en la calle se convalide esa sensación.
Guido Sandleris, jefe de asesores del Ministerio de Hacienda se sonríe al ser esa la primera pregunta que se le plantea, y se suma al discurso oficial al afirmar muy convencido que los brotes verdes no solo existen, sino que “ya están creciendo”. Pero agrega un dato prometedor: “Dentro de dos meses ya no van a preguntar más sobre el tema”.
De todos modos, está claro que no se trata de dar por concluidas las polémicas porque sí. Se supone que serán los datos concretos los que deberán corroborar en los hechos lo que se asegura y garantiza, y en tal sentido rescata como un activo valioso la existencia de “un INDEC creíble”.
“Hay que ver de dónde venimos”, advierte el funcionario para justificar la demora de un rebote de la economía que no termina de verificarse, y echa mano precisamente a los datos: “La economía se contrajo un 2,2% en 2016; pero además, llevábamos cuatro años sin crecer, cuatro años sin crear empleo, y diez años de inflación alta... Más cepo cambiario y cepo a las exportaciones. Una economía estancada”. Y concluye advirtiendo que “íbamos hacia una nueva crisis”.
Hefe de asesores de la cartera de Hacienda desde la llegada de Nicolás Dujovne, el joven funcionario asegura que “necesitábamos cambios, y los cambios requieren ajustes”, tras lo cual brinda los elementos en los que se basa para asegurar que los brotes verdes ya existen.
“La primera mitad del año pasado fue difícil -admite-. El tercer trimestre la Argentina paró de caer. En el cuarto, creció 0,6%, y en el primer trimestre de este año el crecimiento fue de 1,1%. La economía arrancó”.
Tras proclamar con esa certeza la buena noticia, garantiza que la economía crecerá este año un 3%, pero la pregunta de DIARIO POPULAR vuelve la mirada hacia el presente: ¿Por qué la gente todavía no siente que la economía arrancó? “Hay gente que sí”, repone el funcionario, y repasa sectores que ya están en marcha: la construcción, la producción de motos, el acero. “Doce sectores crecen, de los 16 que contiene el EMAE”, dice, en referencia al Estimador Mensual de Actividad.
Y explica que “lo que diferencia este momento de otros es el tipo de crecimiento que se está dando. Un crecimiento liderado por exportaciones e inversiones”.
¿Y el consumo, factor en el que solía basarse el crecimiento en la era K, pero también en algunos períodos de los 90? Recién arrancó en el primer trimestre del año, explica Sandleris, para afirmar luego que “este tipo de crecimiento es más sano, porque garantiza un crecimiento sostenible”. Se saldría así del efecto serrucho en la economía, con crecimiento en los años impares -electorales- y caída en los pares. Por el contrario, Sandleris garantiza que “vamos a crecer este año y el que viene”.
El efecto en el consumo es consecuencia del patrón que comprende a los salarios. En el primer trimestre del año conviven salarios viejos y precios nuevos. “Por eso da la sensación de que estamos más pobres; en el segundo trimestre, cerradas las paritarias, la cosa cambia”, explica el funcionario.
Otro sector muy castigado es el de la industria, pero Sandleris ahí echa mano al EMI (Estimador Mensual Industrial) y si bien admite que la industria cayó hasta el tercer trimestre, afirma que “en el cuarto mejoró. En mayo subió 3,8%, y el interanual da 2,7%”. Es verdad que hay sectores de la industria a los que les va mejor que a otros, y los números que cimentan ese repunte son los del acero, el aluminio, o alimentos y bebidas.
Pero hay despidos, le advierte DIARIO POPULAR, a lo que el funcionario afirma que en la primera mitad del año pasado se perdieron 110 mil empleos formales, pero después “se recuperó prácticamente la misma cantidad”. Sin embargo, datos del propio INDEC advierten sobre una pérdida de 55.000 empleos en el sector industrial desde diciembre de 2015 al presente. El argumento aquí es que la pérdida de empleo en la industria fue compensada por otros sectores. Y desliza que esa es una tendencia mundial, producto de factores como la robotización.
Precisamente esta semana se conoció un documento elaborado por el viceministro de Economía, Sebastián Galiani, que advierte sobre esa tendencia y sostiene que la mayor creación de trabajo vendrá a partir del sector servicios.
Como sea, el jefe de asesores de la cartera económica aclara que lo que vaya a suceder “será gradual, no como en los 90. No va a haber un ajuste brutal”, remarca y pide salir de lo que denomina “la lógica del péndulo”, para ir avanzando “construyendo consenso”.
Rechaza de plano que el ingreso de exportaciones esté dañando a los sectores locales, aclarando que “esta debe ser una de las economías más cerradas del mundo”. Eso sí: llama a los empresarios a competir, alertando sobre una tendencia fácil a pedir protección en lugar de buscar la manera de competir.
Mientras desde muchos sectores se piden cambios en la fuerte carga positiva, Sandleris sugiere que esa corrección tendrá que esperar, pues “recibimos un gasto público alto” y sitúa el déficit recibido en más de 5 puntos del producto.
“Fue de 5,4 en 2015; en 2016 lo bajamos a 4,6”. Asegura que se bajará a 4,2 este año y que se cumplirá la meta de llevarlo a 3,2 el próximo.
“El camino es gradual”, insiste por enésima vez, riéndose cuando se le menciona que se les pega por derecha y por izquierda: “O somos ajustadores salvajes, o nos recriminan que no queremos ajustar”, señala, asegurando que en mayo la meta de déficit “se sobrecumplió: era de 0,61 y se cerró a 0,4. Vamos a sobrecumplir las metas”, garantiza.
La reducción de subsidios, que redunda en suba de tarifas -medida impopular si las hay-, es uno de los dos elementos clave en la reducción del déficit sin abandonar la gradualidad. El otro es el crecimiento. “Hay que lograr previsibilidad, salir del péndulo”, insiste, para apuntar luego que “si no hay crecimiento es muy difícil bajar el gasto público”.
Además está el acuerdo de corresponsabilidad fiscal alcanzado con las provincias para no subir más el gasto. “Se está cumpliendo”, asegura.
¿No habrá recorte de ministerios, ni de obras públicas, como se auguró? Guido Sandleris lo niega: “Después de las elecciones, sigue este camino gradual. Estamos sentando las bases para un futuro sustentable”.
Respecto de las críticas por la toma deuda a través a 100 años, Guido Sandleris las minimiza, asegurando que, por el contrario, el bono a 100 años fue “un gran avance, un plazo óptimo para financiarse”.
“Nadie se endeuda por que se le da la gana”, aclara el funcionario, que advierte que “3 de cada 4 dólares contraídos fueron para pagar deuda que dejaron; el resto fue a financiar el déficit”.
Y justificó el plazo de la deuda argumentando que “hay que diversificar. Tomar toda la deuda a pagar en un año, sería muy irresponsable. No se puede hacer frente a mucha deuda que venza en poco tiempo”.