El mejor guía de la especie nos cuenta todos los secretos para pescarla en el Mar Argentino
Es tiempo de pez limón en las aguas bonaerenses del Mar Argentino. Y esta especie tiene un as: el guía Mariano de la Rúa. El pro staff de las marcas líderes del mundo es el principal tester de nuevos productos de pesca de altura y su vasta experiencia en los mares del mundo es única entre nuestros guías. Su desvelo actual en la estratégica Mar del Plata pasa por el pez limón, especie de estación cuyos secretos él conoce como nadie y los comparte con nuestros lectores.
“Yo remarcaría que desde hace 4 o 5 años la temporada de pez Limón se está extendiendo hasta casi mediados de mayo en virtud de los cambios climáticos. Arrancamos en diciembre con la primera tanda pero el grueso de la pesca la estamos haciendo desde ahora hasta abril, donde salen los grandes de hasta 12 kilos”, cuenta el guía. El pez limón, como reseña el profesional, llega con la corriente cálida del Brasil hacia fines de diciembre, haciendo una migración muy larga que produce que los primeros ejemplares lleguen hambreados (pues no en todo su recorrido pueden alimentarse) y ataquen con ganas. Pese al desgaste físico, las primeras semanas en nuestras aguas están muy voraces y, en consecuencia, se realizan de entrada muy buenas capturas. “Este año la primera tanda no llegó con portes importantes, estuvieron de 2 a 5 kilos los de diciembre. Y ahora comenzaron a verse algunos grandes”, se entusiasma el guía, quien estima que “aún el cardumen más importante está bastante al Norte y no ha llegado a los bancos tradicionales de Mar del Plata que son el Banco Patria, el Levante, el De Afuera, el Del Medio y el De Pescadores”. En esa franja comprendida entre las 5 millas (Banco de Pescadores) y las 18 millas (Banco El Levante), el limón se asienta atacando cornalitos (su alimento principal), chipirones, caballas chicas, calamarete chiquito y, a veces, anchoíta. “Casi siempre los capturamos sobre fondos rocosos, pero tengo la convicción personal de que al chipirón lo caza en fondos de arena, pues allí habita este alimento”, sostiene el capitán.
Cabe destacar que el pez limón no es un túnido (familia de los atunes) sino que pertenece a la familia de los jacks (de nombre científico carantx). El limón que habita nuestras aguas puede llegar hasta los 14 Kg. en Argentina y hasta 20 en Brasil. Es la misma especie que puede encontrarse en España (nombre científico Lalandi lalandi), en tanto hay otras especies diferentes como los King Fish de Nueva Zelanda que pueden llegar hasta los 70 kilos.
En Argentina llegan ocasionalmente hasta Puerto Madryn y hay registros de captura de costa en San Cayetano, desde una piedra específica. Su hábito de alimentación es irregular, porque su característica principal es no comer todos los días ni a toda hora. “Nuestro record con jig son 62 capturas -dice Mariano- pero al otro día, con las mismas características de luna, mar, tiempo, etc, podés no agarrar uno solo”.
Las técnicas de pesca son dos: trolling o jigging. “La de trolling es la más tradicional y que se realiza de dos formas diferentes. Una es a muy baja velocidad, entre 3 y 4 nudos, con profundizadores o planeadores. En esos tres o 4 fiocos viene el planeador con dos anzuelos en tándem con brazoladas de 3 metros de las que colgamos un chipirón o un magrú chiquito (una caballa de 10 cm). La otra es el trolling a alta velocidad: hace 5 años Rapala sacó el modelo X Rap Magnum 30 (que baja hasta 10 metros), señuelo que permite trollearlo hasta 9 nudos sin que se desestabilice. Normalmente cualquier señuelo después de 6 nudos salta. Este no, por lo que permite profundizar hasta 10 metros navegando totalmente estable. Depende el momento optamos por una u otra variante”. En cuanto al jigging, De la Rúa se enorgullece “porque como empresa lo trajimos a la argentina hace 7 años y revolucionamos la pesca del pez limón. Logramos hacer una pesca totalmente diferente donde potencializás al pez en su máxima expresión. A trolling pescamos horizontalmente y cuando el pez pica es normal que los primeros metros el pez viene acompañando a la embarcación y a 5 metros empiezan recién las corridas. En cambio en la pesca vertical del deep jigging, el limón pica con su máxima potencia y busca profundidad. La lucha es totalmente diferente. Desde el momento en que picó está con toda su potencia y busca pegar la cabeza contra las piedras para sacarse el señuelo de la boca, cosa que a trolling no lo hace”.
En cuanto a equipos, el jigging ha alivianado las artes de pesca y maximizado el placer de la lucha. “Para jigging usamos la Trevala TC4 de Shimano de 30/60 libras, grafito puro, y la otra es la Five Star modelo Gorriti, caña diseñada a partir de las experiencias que han tenido con nosotros. En cuanto a jiggs, usamos los Butterfly de Shimano, modelo long de 120 a 200 gramos, el Butterfly short, de 80 a 150 gramos y el Benthos de Williamson de 200 gramos”. Estos artificiales se adaptan al modo de alimentarse de un pez que no muerde -como la anchoa- sino que succiona, como el pejerrey.
¿Hay algún color de jigg más efectivo que otro? Para De la Rúa, el color depende de la luminosidad del día y la claridad del agua, pero el jig vedette para nosotros es el Butterfly Shimano long en color “gold green” de 120 y 200 gramos.
Por último, hay que destacar que esta pesca requiere una planificación previa y es a todo o nada, no una pesca combinable con las de otras especies. “Al limón no te podés dedicar un par de horas nada más. Esta pesca requiere tiempo, una jornada completa de pesca desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde. No es una pesca para cualquier pescador. El pez puede comer a última hora, comer sólo una hora... etc. Pero cuando tengas uno del otro lado de la línea todo va a estar justificado. He pescado en muchos mares del mundo y casi todas las especies que se pueden pescar. Pero ésta es una de las especies que más satisfacciones da al pescador”, concluye el experto.
Por Wilmar Merino
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