Brilló en las pasarelas, fue reina de belleza a nivel nacional e internacional, fue estrella de teatro, cine y TV, acaparó la tapa de todas las revistas, y hasta se dio el gusto de hacer varias ediciones de Playboy pero -en contrapartida- sufrió en la vida íntima y probablemente lo haya pagado con su salud.
El 15 de junio de 2019, Beatriz Salomón dejaba este mundo a los 65 años, y tras sufrir una recaída del cáncer de colon que padecía. Sin embargo, arrastraba desde mucho antes problemas que la habían deteriorado física y psíquicamente.
De la mano del capocómico Alberto Olmedo, la sanjuanina de pelo ensortijado y sonrisa amplia se convirtió en una sex symbol de los años 80 y 90. Su figura pasó a ser poster central de innumerables publicaciones de la época, siempre con abundancia de maquillaje y la cantidad justa de ropa para realzar su figura.
Luego de varios romances sin éxito, en 1999 su matrimonio con el cirujano plástico Alberto Ferriols le permitió cristalizar su sueño de formar una familia, algo que había manifestado muchas veces en entrevistas. Y ante la imposibilidad de ser madre, la pareja decidió adoptar: primero llegó Noelia y luego Bettina, quienes hoy tienen 20 y 17 años.
Todo parecía ser un cuento de hadas para "La Turca" como se la conocía en el ambiente artístico, hasta que en octubre de 2004 un programa de investigación desató el caos en su vida y la expuso descarnadamente; el programa Punto Doc (América) reveló mediante una cámara oculta que su esposo trabajaba en un consultorio sin habilitación y que -en algún caso- ofreció rebajar sus honorarios a una chica trans a cambio de favores sexuales.
Fue un escándalo del que Salomón fue víctima y al que debió sobreponerse en medio del proceso de tenencia de su hija más chica, y que le costó el divorcio de su pareja.
En paralelo, llevó a la Justicia su caso y luego de 10 años logró una indemnización en un fallo sin precedentes en contra de la productora Cuatro Cabezas.
El segundo golpe para Beatriz fue en octubre de 2013 cuando su hermana menor, Isabel, murió a los 54 años y tras un largo padecimiento a causa de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Alejada de los medios, separada de Ferriols y abocada a sus hijas, a mediados de 2018 le diagnosticaron cáncer. Luchó con entereza pero hace exactamente dos años perdió la batalla y dejó la duda de qué hubiera sido de ella de no haber sufrido tanto.
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