Sus canciones no se apilan en las estanterías donde copulan y se reproducen desde hace más de 15 años estrofas cargadas con nena, los pibes y la esquina u horizontes a la altura de la miopía cultural que la industria propuso, las radios negociaron, los suplementos musicales legitimaron y el público masivo adoptó. Son una rara avis, junto a otros representantes del buen gusto creativo, pero crecen como todo lo que está a la sombra, buscando ese sol que le pega de frente a los otros y, ergo, los agiganta. Aún no llenan estadios, pero el crecimiento sostenido desde su inicio en 2009 puede augurar -aunque no salieron de la matriz que aceita celosamente la "fábrica de talentos"-, un golpe que despabile al público masivo.
Luciano Esaín (batería), Federico Ghazarossian (bajo) y Juan Pablo Fernández (voz y guitarra) le dan forma a este acorazado que se abre paso en un mar minado, que hace tiempo no lo surca un timonel que recuerde que el rock no nació para ser complaciente. En sus dos discos -Mugre (2011) y Remolino (2014)-, hay un trabajo cuidado tanto en la composición musical como en sus letras. Hay también un halo lúgubre que envuelve la atmósfera que proponen, cómo si la oscuridad fuese un medio con que el trío se regodea. "El fin es generar la luz, en realidad", aclaran.
El trío tiene una particularidad fundamental: cada uno arrastra carreras que cimentan su actualidad. Esaín se mueve con fluidez en la escena alternativa y comparte escena con Valle de Muñecas y Motorama. Ghazarossian retomó el bajo que había colgado tras Don Cornelio y Los Visitantes, para abocarse al contrabajo de, entre otros proyectos, Me Darás Mil Hijos. Juan Pablo -de él sangran la mayoría de las letras-, venía de Pequeña Orquesta Reincidentes -o Reincidentes, a secas según la época- y los tres están lejos de los 20 años. Doblan y superan la edad dorada de la inocencia, pero están convencidos que con el instrumento todavía pueden cambiar el mundo y se lo cuentan a DIARIO POPULAR.
-¿El denominador común de ustedes es lo oscuro?
Juan Pablo Fernández: -A mí me gusta que las cosas sean vitales. Puedo entender un arte oscuro, retorcido, alguna letra medio grrr, o embroncada. Pero siempre tiene que haber una pulsión vital, algo que te haga entusiasmarte al cantarla, transmitir esa emoción y no que sea para abajo.
Luciano Esaín: -Hay una oscuridad propia de la sensibilidad, tiene que ver con el hecho del músico y la forma de expresarse, una introspección que uno tiene, una forma de ser ante el mundo que cae en una oscuridad. De querer hacer algo que cambie lo otro. Entonces, de alguna manera es una preocupación propia, o una oscuridad linda: si sos un tipo que no cuestiona el entorno, de alguna manera sos un insensible. La oscuridad es algo propio del ser sensible.
Federico Ghazarossian: --La oscuridad es determinante de luz en realidad. Uno lo que está diciendo es embellecer el punto lumínico, aunque sea uno solo. El fin es generar la luz, en realidad. El estribillo de "La Mitad" (del primer disco, Mugre) es terrible, pero la imagen es hermosa. Es cómo logras vos en esa oscuridad determinar luz. Ahí lo tenés por las palabras, que el tema sea pesado, denso, te suena a tango, pero la manera como está encarado, no es que el tipo se está matando...
-Es drástico, pero no incita al suicidio, a la depresión...
FG: -Desde el punto de vista poético, es bello.
LE: -Vos escuchás Ian Curtis y Joy Division y lo escuchás saltando en la cancha y es un bajón en realidad... nada, oscuridad.
-¿Y esa oscuridad no puede ser una rebeldía a la escena de los últimos 15 años de la Argentina?
FG: -Yo me reconozco como músico formado en el post punk, venido del rock nacional argentino: Pappo, Color Humano, Almendra, toda la familia... Y el rock argentino tiene su lado oscuro: Pescado Rabioso es oscurisimo y Spinetta en sí mismo un tipo muy oscuro con sus cuotas de luces. Tal vez lo que vos decís es cómo se quedó en los 90 la música. El rock al ser masivo mostró su lado facturador, de cantar todos los estribillos iguales, y la otra parte no, quedó como la movida under, o indie o como quieras llamarla. Por ese lado, si...
-Me refiero a que tal vez el mainstream argentino -salvando excepciones- fue perdiendo la lucidez en las letras y con el tiempo el público se acostumbró a bandas sin demasiadas luces...
JPF: -Sí, pero lo que me parece es que hay toda una generación... Pez, Valle de Muñecas, Flopa, gente de nuestra edad, o los mainstream de nuestra generación que son Catupecu, Estelares y Massacre: los tres creo que han aportado algo distinto dentro de la industria discográfica. Pero también me parece que de nuestra generación apareció una forma de hacer un camino a nuestra manera y cambiar las cosas .Consolidar ese camino: no te podés seguir enojando por tal letra de Fito Páez o por el rock chabón...
LE: -También pasó que al mainstream no le gustó lo que nuestra generación hacía... O no sé si la generación o a este palo, pero le gustó otra cosa y tuvimos que seguir al costado.
FG: -Sí, o las radios, lamentablemente si te pasa una radio que escucha mucha gente, el grupo va a ser conocido porque te pasan. Pero ya hay una negativa de la industria en sí misma, que no quiere variar el estilo que maneja. La gente, mucha, va a partir de lo que te venden. Toma Coca Cola, porque "Coca Cola es la mejor". Pero no por eso hay que putear a todos los demás... hay que hacer. Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer y como lo que queremos hacer. Si pasaste ciertas barreras o aunque no hayas pasado ninguna y seguis queriendo hacerlo, todo el mainstream te chupa un huevo. Son banderas, pequeñas juntas de personas que quieren algo distinto. Y también hay luces que salen.
JPF: -Hay que armar recorridos, caminos. Me parece que es así, los festivales que aparecen, el Festipulenta, el Festi Zas, el Music is my girlfriend, empiezan a aparecer productores que corren riesgos, el público se empieza a mezclar. La idea que uno tiene de más pibe, se mantiene, realmente correrse del supuesto mainstream o la industria. También, hay que asumirlo, trae aparejado una precarización: plata, no hay. Pero hay que seguir trabajando para que ese camino sea sólido y no dependa de vaivenes.
LE: -Tendría que ser una especie de ascenso, que uno sube y deja un escalón para que suba otro. Pero eso dejó de pasar y quedó el mainstream por un lado y bandas por otros.
FG: -Estoy seguro que está lleno de bandas con temas buenísimos, pero eso se queda todo en un lugar, porque no hay un boludo, de todos los programas escuchados por millones de personas, que se juegue y diga: pasemos este tema hoy. O que te digan che leé esto en la Rolling Stone. Siempre es más de lo mismo. Ya tenés lo que pasa en los Carlos Gardel.
-¿Qué pasa en los Carlos Gardel?
JPF: -Cada día canta mejor...
FG: -Son una paparruchada, un cachivache.
JPF: -Ah, los premios, pensé que te tirabas con Carlitos... todavía, no.
-¿Y su papel es de resistencia o son eslabón perdido en esa cadena?
JPF: -En otra época, en la de Reincidentes, sí sentía o pensé que eran tiros al aire. Ahora veo que hay movimientos, cruces y situaciones que se consolidan. La reivindicación del under no es por un tema de minorías, o cuevas, sino porque es en el único lugar en el somos todos iguales. No hay aparato que sostenga una banda: la banda tiene que pegar en el show, tiene que ser la mejor banda cuando toca, es ahí donde aparece la energía real, hay que ganarse al público del compañero. Ahí no está Movistar, estás vos.
-¿Es un estadío pasajero, entonces?
LE: A veces te preguntan si no querés salir del under. No es que uno se niega, uno no es más exitoso o masivo no porque quiera: no se dio ¿Qué y ustedes no quieren ser exitosos? Sí, uno no quiere ser famoso y salir en el Faranduleiro, pero uno siempre quiere tener éxito y lo que más querés es que más gente escuche tu música.
JPF: -Si vos cuando te empieza a ir un poco mejor le das la espalda a todo el mundo, comprás las reglas del juego, compras las reglas del garca. No entendiste nada de lo que se empezó a gestar.
-¿A qué se niegan, qué no negocian?
JPF: Bueno, hay festivales en los que casi hay que pagar para tocar. Tocar es una energía y cómo dice Fede, te desnudas en público más o menos y esas cosas a las corridas con alguien insultándote para que te subas y te bajes del escenario, no las podemos hacer. Tenemos que cuidarnos entre nosotros. No lo digo desde la reivindicación contractual, sino desde una sensación personal de cómo vivir un show, como conectarte con tu público, como generar una intensidad en un escenario para que la gente perciba lo mismo que vos. En los mega festivales no sos dueño de cuándo ni dónde tocás ni en qué escenario. Hay que ser cuidadoso y escuchar bien como es la propuesta y decir, esto sí esto no.
FG: -Claro, vienen y te dicen: bueno chicos ¿tocan no? y después resulta que es a la una de la tarde, cuando todavía ni abrieron los puestos de panchos y están haciendo la prueba de sonido del otro escenario.
JPF: -O, sin meterse en la industria, tooodos, tenemos que hacer un show acústico o variar tal o cual cosas del formato del grupo. La verdad es que al grupo no nos funciona. Hay que conocerse.
-De algún modo es una manera de cambiar el mundo ¿No?
-LE: -Mi emoción en otro, es generar un cambio. Generar algo en otro que no estaba, el hecho creativo... Cuando estás aportando cosas nuevas, directamente estás cambiando el mundo.
FG: -Los cambios no tienen que ser gigantes. Hay cosas pequeñas... Nosotros dijimos: regalemos la música, bajátela. Tenés los pdf con el arte, esas cosas cambian. No ser mezquino.
JPF: -Cuestionar un orden. Hay algo con cambiar las cosas. Hay pequeños riesgos que se pueden seguir corriendo. Cambios chiquitos que puedan cambiarnos la vida, o que nos hagan sentir que estamos en una vereda distinta a la que estábamos antes.
-¿Por qué creen que no se cansaron?
JPF: -Porque la música es hermosa.
FG: -La música te lleva a eso. Esa energía, esa furia, vamos nosotros contra todos y toquemos contra tres o contra mil. Estar convencido de que está bueno lo que estás haciendo y querer mostrarlo.
LE: -Si sentís que lo tuyo está bueno y contás con la energía para mostrarlo, es eso. Cambiar el mundo, ¿viste?
• DATO: Acorazado Potemkin toca el sábado a las 21 en Caras y Caretas, Sarmiento 2037 (CABA), junto a Eté & Los Problems (Uruguay)
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