El mundo del espectáculo es un ámbito en el que las presiones para mantenerse siempre espléndido y exitoso llevan a varias estrellas a caer en el consumo de estupefacientes para sobrellevar semejante vida.
A lo largo de la historia, varias fueron las estrellas que confesaron sus adicciones a las drogas y el alcohol y le dieron pelea, obteniendo contundentes victorias en algunos casos, y estrepitosas derrotas en otros.
Uno de los casos más emblemáticos de este tipo de comportamiento fue de este músuico británico, considerado como uno de los compositores más brillantes de su generación. De acuerdo a lo que expresó en varias entrevistas, el autor de Sacrifice y Rocket Man comenzó a consumir drogas durante su juventud para superar la timidez. Eso llevó a que sus amigos y familiares, incluso su madre, se apartaran de él.
Pero, el cambio para John ocurrió en 1975, cuando estuvo al borde de la muerte a causa de una sobredosis. Desde ese momento, emprendió una larga lucha contra sus adicciones hasta que en 1990 se sometió a un ciclo de tratamiento de rehabilitación completa.
Desde entonces, el cantante no ha vuelto a recaer y lleva una vida plena y feliz, sin que suéxito haya disminuido. "He perdido una gran parte de mi vida en vano ya que, debido a mi adicción, estaba inmerso constantemente en mí mismo", dijo en una entrevista.
Convertido actualmente en uno de los actores mejores pagos de Hollywood gracias a papeles como el de Tony Stark / Iron Man y Sherlock Holmes, Downey Jr. se hizo famoso en la década de 1990 más por sus adicciones e historial delictivo, que por sus increíbles actuaciones en películas como Chaplin.
Proveniente de una familia de actores, Robert estaba destinado a un futuro brillante dentro de Hollywood después de su interpretación del legendario cómico; pero en cambio se ocupó de arruinar al extremo su vida aprovechando su popularidad y las numerosas invitaciones que recibía a fiestas en las que las drogas y el alcohol circulaban como canapés.
Esto dio lugar a un sinfín de escándalos, pérdida de contratos con los principales estudios, dificultades en su vida familiar, problemas graves con la ley que lo terminó condenando a 16 meses de prisión a fines de esa década.
Tras someterse a un tratamiento obligatorio como parte de su condena, Downey Jr. pasó casi un año en una clínica, tras lo cual volvió con todo a su profesión con la primera entrega de Iron Man, en 2008. Sin embargo, los críticos de Hollywood no terminan de lamentar todos los años perdidos que podrían haber significado un sinfín de magníficas interpretaciones de este carismático actor.
Otro talento de la interpretación que debió pasar un largo tiempo en rehabilitación fue Drew Barrymore, la actriz y comediante que se hizo conocida a muy tierna edad en la superéxitosa E.T. El Extraterrestre.
Nieta de los primeros actores John Barrymore y Dolores Costello, y apadrinada por Steven Spielberg y Sofía Loren, la joven tenía un promisorio futuro por delante, pero la vida de artista fue demasiado dura como para sobrellevarla.
El comportamiento de su padre, John Drew Barrymore, un alcohólico violento, y la poca experiencia de su madre Jaid, (que había nacido en un campo de refugiados) no lograron darle la contención suficiente. De hecho, se supo muchos años después, que Barrymore llevó a su hija a fiestas del ambiente, donde la animaba a relacionarse con jóvenes estrellas del momento, y en donde no tardó en entrar en contacto con las drogas.
"Cuando tenía 10 años, estaba sentado en una habitación con un grupo de adultos jóvenes que fumaban marihuana. Quería probar. Eventualmente, eso se volvió aburrido", contó la actriz en entrevista publicada a fines de 1990.
"Si fumar marihuana era lindo, también sería lindo conseguir las cosas más pesadas como la cocaína. Era gradual. Lo que hacía seguía empeorando cada vez más, y no me importaba lo que hicieran los demás", agregó Drew.
Estas experiencias la llevaron a ser internada en un centro de rehabilitación apenas comenzada su adolescencia, y poco tiempo después tuvo que ser hospitalizada cuando trató de suicidarse cortándose las venas. Finalmente, pidió la emancipación a los 14 años y logró ser declarada “mayor de edad”.
Los años que siguieron la vieron más estabilizada, aunque la falta de una imagen paterna fuerte la llevaron a apostar por relaciones que no la ayudaron a dejar sus malos hábitos.
Ahora, a los 43 años, Barrymore se encontró finalmente con una familia consolidada, convertida además en productora; y con la exitosa serie Santa Clarita´s Diet como uno de los favoritos de Netflix.
Al igual que le ocurrió a Barrymore, el éxito de las películas de Harry Potter le dio a Daniel Radcliffe un éxito imborrable, pero también una gran depresión y una peligrosa adicción al alcohol.
Algunos técnicos, indicaron incluso que durante la filmación de la última película de Potter, en 2010, se veía a menudo a Daniel borracho.
Finalmente, en 2015, Radcliffe admitió su adicción. "Cuando bebía, me convertía en una persona totalmente diferente. A veces, hasta el punto de despertarme por la mañana en un apartamento desconocido. No soportaba estar sin beber y lo hacía de nuevo. Un día fui a dar un paseo por la calle y estuve fuera alrededor de 5 horas. Durante este tiempo, no quise beber. Entonces me di cuenta de que tenía que caminar, respirar aire fresco y hacer deporte. Lo practico todos los días, y ahora no bebo en absoluto", contó luego el actor que ha continuado su trabajo en Hollywood de manera prolífica.
Otra persona a la que el éxito le llegó de manera impactante fue la cantante pop Britney Spears. La joven, que había comenzado cantando en un coro y luego en un ciclo de Disney, se convirtió de un día para el otro en una celebridad gracias a su tema “Baby, one more time” y “estalló” en todas las cadenas de videoclips.
Pero, después de grabar tres álbumes (que vendieron millones de copias) en tan sólo tres años, y llevar una agenda plagada de conciertos y presentaciones en todas partes del mundo, Britney terminó recayendo en un período de consumo de drogas y abuso de alcohol en el que los escándalos de la familia salieron a la luz.
Tras un matrimonio fallido con uno de sus bailarines, y de perder la custodia de sus dos hijos, la cantante entró en un período de aislamiento debido a sus adicciones.
Fue ahí cuando entró en escena su padre, que logró rescatar a la cantante del borde del abismo tomando el control completo de todos sus asuntos. James Spears alejó a su hija de las compañías indeseables, y recuperó la tenencia de los hijos de la estrella.
De esta manera, Britney recuperó su antigua fama; y aunque ya no pudo volver a ser la “princesa del pop”, sí reconquistó a su público, siempre fiel.
Quizá haya sido Gía, la película en la que Angelina Jolie en la que interpretó a la modelo Gia Carangi (fallecida a raíz del VIH) la que mejor haya reflejado su carrera hasta fines de la década de 1990.
“He probado casi todas las sustancias conocidas en el mundo. Viví unos tiempos muy oscuros“, contó en su biografía la protagonista de Tomb Raider y ex esposa de Brad Pitt.
Sin embargo, la llegada a su vida del actor Billy Bob Thornton la ayudó a salir de ese pozo, y más adelante su entrega total a las causas humanitarias la convirtió en una incansable luchadora, que dejó atrás ese oscuro pasado.
Su matrimonio con Brad Pitt le permitió formar una espléndida familia que terminó por darle la contención que nunca recibió de su padre, el también actor Jon Voght.
El laureado actor de El Silencio de los Inocentes, al que muchos acusan de haber bastardeado una brillante carrera por el vil metal, también tuvo serios problemas con el alcohol en su juventud.
“Parecía que la bebida me ayudaba a liberarme, a sentirme más libre y, por ende, a actuar mejor. Muchas personas en mi profesión piensan de la misma manera. Se equivocan“, confesó mucho tiempo después Hopkins.
Una de sus anécdotas más recordadas indica que el actor consiguió un trabajo en el Teatro Nacional en 1964 y poco después fue despedido por su habitual estado de embriaguez. “Durante 15 años, bebí todo lo que no se podía morder“, recuerda.
El actor, de 80 años, recuerda el día en que decidió cambiar de vida fue uno en el que despertó en su automóvil sin saber cómo había llegado allí. ”El alcohol casi me mata. Si no hubiera dejado de beber, ahora estaría en algún lugar de México. En el mejor caso, debajo de una cerca, y en el peor, enterrado bajo un cactus", dijo, haciendo hincapié en que desde los 41 no prueba el alcohol.