Durante muchos años, Lionel Messi y Antonella Roccuzzo mantuvieron una relación a distancia. Incluso cuando el delantero ya era una figura reconocida, veía a su novia cada vez que viajaba a la Argentina, que eran muchas más de las veces que lo visitaba ella.
—¿Y lo de la novia? —le digo—. ¿Es verdad? —Sí, desde chiquitos nos conocemos —dice como si abriera la envoltura de un caramelo—. Es la prima de mi mejor amigo. Messi tiene amigos. El mejor es Lucas Scaglia. «La prima de mi mejor amigo». Parece título de película italiana. Serie B.
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El minidiálogo es un fragmento del libro “Messi, el chico que siempre llegaba tarde (y hoy es el primero)”. Su autor, el periodista Leonardo Faccio, le arrancó unas pocas palabras a La Pulga y le agregó un toque de ironía. Aunque parezca mentira, no hay muchas otras declaraciones sobre su novia de parte del hombre más público del mundo.
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Aunque se conocen desde la infancia, son novios oficialmente desde diciembre de 2008. Los separaba el estudio de ella, quien cursaba nutrición en la Universidad Nacional de Rosario.
Hija de José Roccuzzo, un empresario de supermercados (la firma “Único”), y de Patricia Blanco, ama de casa, es la del medio de tres hermanas.
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“Creo que ya puedo decirlo, estamos esperando un bebé. Estoy de 11 semanas, casi 3 meses, gracias por no haber insistido en conocer si era cierto o no”, escribió Roccuzzo en Twitter al momento de anunciar el tan esperado embarazo. Aunque en la red social también cultiva el bajo perfil, como si se tratara de una extensión de su novio Messi.
Antonella hoy convirtió en el hombre más feliz del mundo al mejor futbolista del mundo. Que esté en boca de todos de ninguna manera podría ser una novedad.
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