La actriz, que el año pasado fue una de las voces que causaron la caída del magnate de Hollywood Harvey Weinstein, fue convocada para presentar el premio a la mejor actriz (que ganó Samal Yeslyamova) y aprovechó la ocasión para referirse a la ola de cambios que se inició en el industria a fines del año pasado y cuyos efectos todavía se sienten, con el multipremiado Luc Besson como el acusado de acoso más reciente.
"En 1997, fui violada por Harvey Weinstein, aquí en Cannes. (…) Quiero prever algo, Harvey Weinstein nunca más será bienvenido en Cannes. Este festival era su coto privado de caza", dijo la actriz, vestida de negro como símbolo del escándalo.
"Toda la comunidad le volvió la espalda, incluso quienes nunca denunciaron estos hechos. Y entre ustedes, en el público, hay a quienes deberíamos señalar con el dedo a causa de su comportamiento hacia las mujeres, un comportamiento indigno de esta industria".
"Sabemos quiénes son", dijo Argento, y agregó "No les permitiremos vivir en la impunidad", al tiempo que levantaba el puño en señal de lucha, y ante el aplauso generalizado de los presentes.
Más tarde, la actriz escribió en su cuenta de Twitter: "Gracias al Festival de Cannes, creo que imaginaron que escribiría mi discurso y me permitieron contar mi dura realidad. Poder para las mujeres".
"Asia Argento tuvo el valor de denunciar las violaciones que sufrió", dijo la secretaria de Estado Marléne Schiappa a la cadena BFMTV, al tiempo que explicó que fue "muy maltratada (...) en su país, Italia".
"Fue cuestionada, vivió cosas muy difíciles. Tuvo la valentía de hablar" dijo la funcionaria, que no dudó de que haya existido una "complicidad pasiva" en el medio del cine, y lamentó que, de manera general, "los testigos no intervengan, no asuman su parte de responsabilidad".
En la estela del #MeToo, el Festival distribuyó durante el certamen 40 mil folletos recordando las penas acarreadas por acoso sexual, además de crear una línea telefónica para víctimas y testigos.
El caso Weinstein no había sido comentado sin embargo durante la inauguración del certamen el 8 de mayo, contrariamente a los Golden Globes, donde el color negro se impuso para marcar la solidaridad con las víctimas del acoso sexual.
Los Òscar, a principios de año, estuvieron marcados por la intervención de las actrices Ashley Judd y Mira Sorvino, que acusan a Weinstein de agresión y de haber arruinado sus carreras.
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