La Negra Romero. Su nombre describe por sí sola a esa figura que hacía suspirar a todos los tipos. Brillaba con el
Negro Olmedo y el Gordo Porcel, se lucía en el cine con sus personajes sexys y divertidos. En el 73, con 18 años, fue elegida
Miss Argentina. Desde entonces, quedó en la memoria de todos los mayores de 45 años. En los lindos recuerdos. Hoy, se involucró con experiencias paranormales: y
afirma haber visto desde una virgen hasta un OVNI. Moria es de las pocas que se mantienen vigentes desde aquellos días. Debutó en las tablas a principios de los '60 y de entrada demostró lo que era:
una bomba. Sus curvas vertiginosas y carnosas rompían lo normal.
En los '80 se transformó en primera figura de la mayoría de las revistas. Los productores se peleaban por ella. Y sí: con ese cuerpo, cómo no. Ahora, en el casamiento de
Martín Insaurralde y Jesica Cirio,
presentó a su nueva pareja, o "sex toy", como los llama ella. No vengan con cuentos chinos. Que la realidad no nuble el hermosísimo recuerdo que generaciones enteras tienen de ella.
Mónica era una de las bellezas más espectaculares de la década. Cuando surge hoy, 2014, en un tema de conversación, lo primero que sale es:
"Che, qué fuerte estaba Mónica Guido". Chicos:
si la descubrieron ahora, en el escrache de Infama, siéntense, miren la pantalla y pidan perdón:
Mónica Guido supo ser una de las mujeres más preciosas del país.
Otra Mónica.
Los '80 fue una década de Mónicas impresionantes (y Cahen D'Anvers conduciendo "Telenoche"). Gonzaga tuvo el honor de actuar con el trío galáctico de los Juan Carlos del humor:
Calabró, Mesa y Altavista. Divertida, protagonizó más de 20 películas. En sus sesiones de fotos, se animaba: se ponía las tangas más chiquitas y
en alguna producción se animó a mostrar los pechos. Belleza, belleza pura.
Hace tres años, muchachos, se separó. Quizá sea hora de ir a buscarla.
Bea, Bea, Bea.
Exótica: labios carnosos, pechos que parecen tallados a mano y una cintura escultural. Por la gran cantidad de películas que grabó al lado del gran capocómico argentino, Salomón era una verdadera "Chica Olmedo". La trágica muerte del rosarino no la sacó de escena:
ella siguió siendo una de las vedettes argentinas más importantes de los 90'. Sin embargo, después de la investigación del programa "Punto doc", donde se descubrió que el marido la engañaba,
cayó en una depresión enorme de la que todavía le cuesta salir.
Edda es recordada por su desfachatez. Tuvo la etiqueta de "Sex Symbol", y la merecía: su caminar ya despertaba ideas disparatadas en la cabeza de los muchachos que tenían la suerte de verse irse, de descansar sus ojos en su espalda. Incluso
Attaque 77 le dedicó una canción: "Caminando por el microcentro". Pertusi se declara "adicto a su sexo". Además de una figura maravillosa,
Susana Traverso tiene algo que se trae con uno mismo, que no se compra ni se opera: una cara angelical. La nariz parece tallada a mano y su mirada contagia amor. Empezó como secretaria en un programa de televisión y un ojo —atento, no brillante— descubrió que ella debía ser actriz.
Su cuerpo natural era uno de los más deseados de la época. Noemí era una verdadera Vedette. Rajaba las tablas cada vez que bajaba las escaleras con poca ropa y la gente se rompía las manos para llenarle los oídos de aplausos.
Senos impactantes y un lindo cuerpo fueron requeridos en más de una docena de películas. Y supo aparecer en televisión hasta hace poco.
Zulma Faiad era dueña de una belleza sumamente particular. Sus ojos celestes delataban raíces libanesas que, complementadas con dotes exuberantes,
daban como resultado una mujer infartante. La conocían como "La Lechuguita" y participó de más de quince películas nacionales. Cautivaba con esa presencia que mezclaba lo señorial con lo atrevido. La suma de todos esos elementos la conservan en la memoria colectiva como
una de las mujeres más impactantes de los '80. Multitasking:
actriz, vedette y conductora. Fue secretaria de Roberto Galán en "Si lo sabe, cante" y destilaba alegría cada vez que se animaba a bailar. Partícipe de varias películas clásicas del cine argentino, como "Mirame la Palomita",
Silvia se caracterizaba por la armonía de su cuerpo. Dulce y divertida, tiene poca cámara pero es recordada por su excéntrica personalidad.