Llegamos al lugar temprano, al igual que mucha gente. El comienzo del espectáculo se esperaba entre las 21 y las 22. No se había anunciado ningún grupo soporte (a diferencia de las fechas anteriores), por lo que uno imaginaba un show tempranero, como la gran mayoría de los de rock post Cromañón de bandas grandes. Error. Recién a las 22:30 las luces se apagaron y, entre sonidos algo lúgubres disparados desde un teclado, varios músicos enmascarados salieron a escena. Se hizo la luz, se sacaron las máscaras y, sorpresa, uno de ellos era
Pity. Agarró el micrófono, dijo algo que no se entendió bien (parte por el sonido del mic, parte por la modulación del propio cantante) y salió de escena, dándole lugar a
Do Neurona. La banda soporte (sorpresa, o cuya participación no fue difundida ni por la producción del lugar ni la de Viejas Locas) tocó aproximadamente una hora y su propuesta "rockandrollinguera" fue del gusto de varios y respetada por todo el público, muy bien predispuesto.
Por fin, casi 45 minutos después, llegó el momento. Las luces se apagaron nuevamente y, ahora sí, Viejas Locas (o su nueva versión, en la que el único miembro original es
Álvarez) salió a escena con un clasicazo:
"Lo Artesanal". De entrada, se notó algo que se notaría a lo largo de todo el show:
lo bien que suena la banda. Ajustadísimos, "ensayadísimos" y con onda, los músicos se destacaron en todo el recital y desde el primer acorde. Pegado, uno más rockero: el recontra ganchero "
638". Y ahí, otra primera impresión pareció confirmarse:
el Pity no estaba cantando muy bien que digamos. Con un tono muy bajo y poco caudal, no se entendían mucho las palabras de las melodías que cantaba, y eso cuando cantaba, ya que en varias oportunidades le dejaba ese rol a uno de sus guitarristas, a sus coristas y al público.
Con el siguiente tema,
"Está Saliendo el Sol" (el primero de
Intoxicados), la cosa cambió un poco. Pity entregó una buena interpretación y su nivel mejoró, lo cual se notó todavía más en la canción que continuó, también de su segunda banda:
"Casi Sin Pensar". La gente, que reventó el lugar (en el buen sentido de la palabra) y generó una fiesta en todo momento, coreó este temazo con todo, probablemente incentivada por la muy buena performance del cantante. Dos clásicos más rockeros se sucedieron:
"Hermanos de Sangre" y
"Dos Nenas", este último a dúo con
Martín Cueva de
Balas Perdidas. El primer gran momento del recital fue coronado por
"Reggae Para Los Amigos", quizás el que mejor sonó de la jornada.
Luego, la performance de Pity volvió a caer, generando una meseta que tuvo a un temazo como
"La Simpática Demonia" como el punto más bajo, probablemente de todo el show. Por suerte, otro gran momento llegó de la mano de otro recontra temazo de Intoxicados,
"Fuiste Lo Mejor". Acá el Pity volvió a su mejor versión y
demostró que ésta era e iba a ser para él una noche de intermitencias, con puntos a veces muy flojos y otros de muy buenos a (en algunas oportunidades) casi geniales. Fue el caso de la seguidilla de "
Homero" (muy pobre, a pesar de la pasión con la que la gente lo cantó) y "
Mi Inteligencia Intrapersonal" (excelente).
El show continuó con una gran versión del máximo hit de la historia de la banda,
"Me Gustas Mucho", con un Pity que
nos tiró todo su carisma y oficio encima, para, luego, darle lugar al segundo invitado de la noche: el querido
Fabián "Fachi" Crea, bajista original del grupo. Con él a cargo de las cuatro cuerdas sonó el clásico
"Una Vez Más" y, luego, se dio uno de los momentos más destacados de la noche:
Pity y Fachi intercambiaron roles y se despacharon con una gran versión de "Botella", con el Fachi rompiéndola en las voces. Después, otro imprevisible y enérgico episodio tuvo lugar: en plena entrega rockera,
Pity se dio vuelta y se dejó caer hacia los brazos de la multitud, para el delirio de todos. Tanto le copó que repitió el mismo gesto, no una sino dos veces más.
"Me sacaron todo lo que tenía en los bolsillos, pero valió la pena", dijo tras una de las zambullidas de la que le costó volver a subirse a las tablas, y después de cantar revolcándose en el suelo, con un aura de rock and roll indudable. Sí, como tantos otros,
Pity repite muchos, quizás muchísimos, clichés del Rock. Pero a diferencia de la mayoría, lo de él no es una pose. Y vaya si se nota.
Finalmente, y valga la redundancia, el recital fue llegando a su fin. O eso parecía. Sonaron la funkosa y genial
"¿Qué Vas a Hacer Tan Sola Hoy?" (con Pity improvisando cosas con una voz robótica a lo
Daft Punk) y "
Perra". Y chau. Chau todos... menos Pity, obvio. Manija como siempre, el cantante no se quería ir. Tocó una balada en el piano (demostrando otra vez todo el talento y creatividad que lo hacen lo que es) y, después, el esperado bis. El elegido esta vez fue "
Fuego", también de Intoxicados (tocó muchísimos temas de esa banda, demostrando su excelente repertorio y el gran aprecio que tanto él como el público le tienen a esas canciones), en una gran y sentida versión.
Pero como antes no dijimos "parecía" en vano, la despedida de Álvarez resultó ser nuevamente un amague. Sin importarle la retirada definitiva de sus músicos, Pity volvió a tocar el piano, a hablar con el público (y a decirnos que todos nosotros "también somos Pity", ante los cánticos que lo vitoreaban) y a cerrar todo, ahora sí en serio, con una versión más rápida de "
Legalícenla".
Con la melodía de
"You Are Not Alone" de
Michael Jackson en la cabeza (fue el tema que sonó por los parlantes para despedirnos cuando se prendieron las luces), nos fuimos pateando las calles de Pompeya. Y nos acordamos de los pifies y bajones del Pity. De lo mejor que cantaba en el pasado. De las varias veces que fruncimos el ceño. Pero también nos acordamos de su carisma, diferente al de su juventud, pero intacto. De sus creativas y sentidas improvisaciones. De su aura, única y, a la vez, acrecentada con los años. De sus estallidos de rock and roll. De su inmenso talento. Pero, sobre todas las cosas, nos acordamos de las canciones. Todas buenas. Todos clásicos. Pasados, presentes o futuros. Y, claro, de las sonrisas. Muchas más que las fruncidas de ceño.
Nos fuimos a dormir contentos, con la sensación de haber visto una banda de esas que ya no se ven. Y de haber visto a uno de esos tipos que ya casi no hay. De esos mágicos, salvajes, sensibles, excesivos. Distintos. Se puede despedir Viejas Locas, como ya lo hizo antes, como lo hizo también Intoxicados. Y si es así, lo está haciendo bien, al menos juzgando por lo que se vivió el viernes. Lo bueno es que sus canciones son para siempre. Y que el Pity sigue vivo y con ganas de seguir haciendo música. Que haga lo que quiera. Muchos lo vamos a querer escuchar y saber apreciar.