Llegamos a Caballito. En una cuadra bastante tranquila de la parte norte de ese porteñísimo barrio está la casa de Cynthia Wila. Allí, donde vive con su pareja -el reconocido psicoanalista Gabriel Rolón- la autora nos recibe para contarnos sobre su segunda novela, recientemente editada: El cuerpo prohibido.
La escritora, quien además es abogada y psicoanalista, nos invita a pasar a la cálida sala en la que habitualmente recibe a sus pacientes. Empieza contando detalles de su vida: "Nací en Brasil porque mis padres vivieron unos años en San Pablo. Pero me crié bastante en Uruguay, en Punta del Este. Estuve allí desde el 76, cuando era un pueblito de calles coloradas, casi fantasma, con edificios bajitos. Tengo un hermano uruguayo y amo profundamente a ese pueblo. De vez en cuando vuelvo, pero está muy distinto. También viví en Estados Unidos y, desde mi secundaria, nos instalamos en Buenos Aires".
Su primera novela, Pasiones en guerra, fue un éxito de ventas. Y ahora, desde su living, nos cuenta sobre El cuerpo prohibido. "Es una novela que conjuga pasiones y amores -relata-, y cuando hay pasiones a veces hay traiciones. En determinados personajes aparece la venganza. Ivonne siente traición por un papá que estuvo en la guerra en París, durante una contienda militar, y murió simplemente porque era pobre y no lo pudieron atender en el hospital. Además es traicionada por su marido. Ahí se abre para ella un camino de venganza. Empieza a transitarlo y se encuentra con un nuevo amor". Y continúa: "Igual la protagonista es Camila, una mujer de 38 años que es la nieta de Ivonne. Está casada con un hombre egoísta y esa relación viene a los tumbos. Han intentado la búsqueda de un hijo, pero no llegó. Entonces va al análisis con muchas broncas, frustraciones, decepción y un desengaño porque su marido ha tenido una amante. Ella se encuentra repitiendo cuestiones de su historia a través del diván de un psicoanalista. Entonces comienza a darse cuenta que algunas elecciones de su vida tienen que ver con su antepasado. Son por mandatos fuertes que han dejado una huella. En ese diván le sucede toda la historia familiar y un amor. Repite la historia de Ivonne, su abuela, y Erica, su madre. Empieza a enamorarse de su analista y él de ella. Allí está el verdadero cuerpo prohibido. No es una novela de amores prohibidos sino de un cuerpo prohibido, que es el de la protagonista, porque el analista se enamora de ella. Hay una encrucijada entre su deseo y su límite ético.
¿Es común que un analista se enamore de su paciente? "Sucede más al revés", cuenta Cynthia, y agrega: "Lo más común es que los pacientes idealicen y se enamoren de sus terapeutas. El amor en su primera etapa tiene idealización. Ese afecto, a veces, pasa a cuestiones eróticas. En realidad vos no conocés nada de tu psicoanalista, solamente el lugar que ocupa en tu vida. Es menos frecuente que el analista se enamore del paciente, aunque ha pasado. Cuando nosotros atendemos, conocemos las angustias del paciente. Viene alguien quebrado y dolido. Y uno cuando se enamora, lo hace de lucecitas de colores y no de angustias. Aunque si llega a suceder, hay que romper la relación profesional. A los buenos profesionales no les pasa". De todas maneras aclara que la novela no partió de historias reales. "Nunca construyo personajes en relación con mis pacientes reales", asegura.