Rocío Gancedo saltó a la fama por su frescura y desparpajo para mostrarse delante de las cámaras. Estuvo en Gran Hermano y revolucionó la casa en apenas diez días, ya que fue la primera expulsada, pero le alcanzó para levantar suspiros de los participantes que admiraban su belleza.
Rocío logró volver a ingresar a la casa por pedido de la gente pero apenas nueve días después decidió abandonar el programa por propia decisión. Sin embargo su imagen ya estaba instalada en los medios y cuando salió fue tapa de Playboy, de Hombre, hizo decenas de producciones hot y era la cara de todas las campañas sexy que había en ese momento.
Pero cuando las luces se apagaron, Rocío no supo como transformarse y seguir en el medio y terminó presa de una profunda depresión. Un estado que se agravó y que derivó en una internación de la que salió. Y en una de esas salidas, se sentó en el living de Intrusos y contó una historia desconocida que conmovió a todos.
Rocío dijo que fue abusada cuando era niña y encima ese abuso contó con la complicidad de su madre.
Rocío relató que sufrió el abuso a los seis años por intermedio de una hija de una amiga de su madre. Ella aseguró que cuando se lo contó a su madre, no tuvo la contención que esperaba.
“Le dije ‘me cagaste la infancia, perdí la inocencia, me la robaron a los seis años, cuando la hija de tu amiga me abusó e hizo que yo la tocara’ Y ella me contestó: ‘Bien que sabías a los seis años lo que te estaban haciendo, no es que estabas jugando a la mamá’”, dijo Rocío en su momento.
A partir de allí, confesó que la presencia de su madre era una carga para ella y con el tiempo aseveró: “Mi mamá me hizo mucho daño. La amo, pero cada vez que la veo es un azote para mí“.
Todo ese sufrimiento fue demasiado para ella quien terminó inclinándose por la religión para tratar de salir de esa depresión.
“Esto empezó en 2014 en la Iglesia Ministerio Presencia de Dios, la iglesia donde está Bernardo Stamateas. Gracias a él comencé este camino de fe que fue donde conocí a Jesús, conocí a Dios y la verdad que me transformó”, contaba ella.
Sin embargo esa Iglesia no logró devolverle la paz y terminó internada en la clínica Argos donde le diagnosticaron “depresión severa”. En los últimos tiempos Rocío se había separado de sus amigas, no tenía trabajo y tenía serios problemas económicos. No logró salir adelante y terminó con el peor final.
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