"Era tan humano que nadie veía un muñeco, todos veían un chico, un ser humano", describe Silvio Soldán. El popular conductor de televisión se encargó de escribirle canciones a Mr. Chassman y Chirolita. Un dueto cómico que marcó un precedente. No se trataba de dos personas, sino de un hombre con su muñeco. Ambos cautivaron a cientos con su humor y lograron la fama durante las décadas de los ´70 y ´80. Pero detrás de las risas hubo un arraigo amoroso y un halo misterioso que envolvió al ventrílocuo ¿Cómo puede existir amor con un muñeco de plástico? El documental "¿Dónde estás, Negro?", del director Alejandro Maly, relata la historia de Ricardo Gamero y su álter ego, así como también un oficio que todavía recorre los escenarios de la Avenida Corrientes. Se proyecta el domingo 24 en el Village Caballito.
Una foto en la portada de la revista Condorito, entrevistas en el programa de Moria Casán y noches entre el humo de cigarrillos de los cabarets porteños. Así era Mr. Chassman con Chirolita, o así eran los dos. Ambos se necesitaban para "funcionar". Pero en los camarines, hubo más de una vez un llanto inconsolable por no poder encontrar el muñeco ante la broma de un compañero. Una imagen que nadie entendía. Era más que una herramienta de trabajo.
Durante la película se refleja el legado de Chassman en la ventriloquía y el antecedente de Emilio Dilmer, cuyos muñecos Gregorio y Venancio eran arreglados por Benito Quinquela Martín. Tras su muerte, la hija los rastreó, le aseguraron que los quemaron, pero descubrió que estaban muy bien guardados.
Los ventrílocuos y una relación que trasciende la actuación. Un fanatismo en una profesión familiar, terapéutica y con muchos mitos.
El director Alejandro Maly dialogó en exclusiva para DIARIO POPULAR acerca del documental y el particular oficio que retrató para la pantalla grande del Bafici.
-¿Cuán importante fue la figura de Mr. Chassman y Chirolita para los ventrílocuos?
-Es clave, sin dudas. Marcaron un antes y un después. Es una referencia para todos los ventrílocuos, porque lograron mucha aceptación. Fueron un hito. Dilmer también lo fue, pero era otra época, él trabajaba en la radio y decidió irse a otro país.
-Para ellos no es solamente un muñeco ¿Te generó un impacto esa relación?
-Es una relación importantísima. Obvio que te quedás pensando, sobre todo con la hija de Dilmer que llora cuando recupera los muñecos del padre. Los tipos aman a sus muñecos, como los fierreros a sus autos. Uno no lo puede entender, pero es increíble hasta dónde puede llegar el amor de un ser humano.
-Si bien fue Mr. Chassman el de mayor popularidad ¿Cómo están ahora los demás?
-Viven la realidad argentina. La mayoría tiene otro trabajo, no vive solamente de la ventriloquía. Aunque algunos hacen muñecos, los arreglan... Los ventrílocuos están en los casinos, cruceros, algunos bares y teatros todavía.
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