Los Brujos no se agotan en la rutina de una banda de rock. La propuesta tuvo desde el origen una prolija y minuciosa búsqueda escénica que acompañó a la impronta musical. La definición del género nunca pudo acotarlos y si la música inspiraba a otros a volcarse al camino que ellos dominaban, no alcanzaba con ir detrás del beat core. No es sólo música, es el vestuario, sus alter ego más allá de un nombre artístico y la volatilidad en escena: un frenesí inimitable.
Le pusieron sonido propio al Sur del conurbano, antes de que el Oeste acuñara el slogan de que allí está el agite. Desde la cima, Soda Stereo los oyó y los reconoció inmediatamente. Gustavo Cerati grabó en sus discos y participó en ocasiones en vivo.
Con Daniel Melero experimentaron con aquello del sonido subjetivo y grabaron San Cirpiano -el segundo de los primeros tres discos de la etapa inicial-, con micrófonos dispuestos en rejillas de aire acondicionados, ropas y lugares poco convencionales. No patalearon cuando otra banda que revolucionó los 90 a nivel mundial, Nirvana, literalmente les robó un tema: ellos mismos le regalaron un CD de Fin de Semana Salvaje a Cobain & cia y en el siguiente disco de los íconos de Seatlle, Kanishka se dejaba escuchar en Very Ape, sin agradecimientos, homenajes, ni derechos de autor.
Crédito: Laura Tenenbaum / Diario Popular.Y están de vuelta: no como parodias de sí mismos sino todo lo contrario. No visten como esqueletos, ni chamanes planetarios ni las dos voces luchan por salir del mismo cuerpo siamés en que se enfundaban en los lejanos 90. Hoy, vaya a saberse qué serán mañana, Los Brujos son los dueños de los bonetes cónicos –un restyle de un concepto efímero de la prehistoria de la banda que solo pocos deben recordar -y riguroso negro. No volvieron para evocarse ni reconstruirse: están escribiendo otro capítulo tras dejar casi 15 años de páginas en blanco. "Es un portal dimensional: pasamos del '97 '98 a acá, con solución de continuidad", revela Elle Iluminatti, el alter ego 2015 para Ricky Rua, una de las voces.
Crédito: Laura Tenenbaum / Diario Popular.Fueron Los Brujos quienes traspasaron ese portal. Cada individuo volvió a su nombre convencional y dio sus pasos con proyectos musicales a la sombra del mito que habían construido. "Aprendimos algo importante que estábamos todos juntos y no éramos Los Brujos. Era vernos sin hablar del grupo, ni hacer esas canciones... cuando decidimos volver fue casi natural. Y no sé si lo decidimos nosotros...", remarca Gabriel Guerrisi, ahora Etna Rocker, principal compositor de la banda. "Nos seguíamos viendo con los Brujos separados. Nunca estuvimos separados, en realidad nos dimos cuenta de eso. Los Brujos estaban callados", completa Elle Iluminatti
Crédito: Laura Tenenbaum / Diario Popular.En el primer ensayo, se cortó la luz tras el primer acorde y feneció el disco rígido que iba a registrarlo. "Fue muy fuerte el cúmulo de energía que había ahí", remarca Huinka, como llegó bautizado Fabio Pastrello al atravesar el portal. La idea original era sacar un disco que había quedado inconcluso en el ocaso del siglo pasado y de la banda misma. Hay un cambio, no espiritual, pero los años pasan por más portal que se atraviese. "Somos un poco más sabios. Antes era todo más hormonal. Por eso también nos peleábamos. Antes todas las ideas eran válidas: desde las más interesantes a las más estúpidas, no había criterio. Todo se volcaba en la mesa, se revolvía entre todos y ahí quedaba lo que era", resume Etna Rocker. "Esta parte no es tan así, está un poquito más controlado", completa Quique Illid: Meeno, esta vez.
Los Brujos comienzan la gira de presentación de Pong en Buenos Aires, el 7 de agosto en el Teatro Vorterix