8) The Hateful Eight | 2015
Este western sangriento prometía mucho. A un gran elenco (Kurt Russell, Jason Leigh, Samuel L. Jackson y Tim Roth, entre otros) se le sumaba la presencia de Ennio Morricone (su primer western desde 1981) en la banda sonora. Pero esas promesas se van diluyendo a medida que la película avanza. No podemos decir que sea un film “odioso”. Pero si es tedioso. El sarcasmo constante y la violencia gratuita nos separan de los personajes, cortando la empatía. Sólo los recursos técnicos tienen cierto atractivo, pero eso no alcanza para evitar el tedio de sus casi 3 horas.
7) Inglourious Basterds | 2009
Muchos de los fanáticos de QT califican a esta película como la mejor de su filmografía. Un exceso. Como la película misma. Si hay algo que une a casi toda la obra del director es que, más que un director de films, es un director de escenas. Acá tenemos dos muy recordadas: la primera y la última. En el medio, algo amorfo. Arrítmico. Personajes poco creíbles que sólo mantienen diálogos sosos, vacíos, sostenidos sólo por Waltz, quien también termina cayendo en esa falta de coherencia en el final.
6) Death Proof | 2007
No es una mala película. No es una gran película tampoco. Pero tiene una aura genuina. Y podemos sostener eso con las propias palabras de Tarantino: “Death Proof tiene que ser la peor película que haya hecho”. Capaz eso hace que sea su film más olvidado. Esta historia precisa y salvaje termina siendo un buen homenaje al Grindhouse de acción/terror. Death Proof cuenta con una de las persecuciones más emocionantes de las últimas décadas.
5) Django Unchained | 2012
El primer western de QT es la historia de un vengador, la historia de su origen. El héroe compuesto por Foxx es acompañado por el Dr. Schultz, encarnado por Christoph Waltz, que como benefactor y mentor de Django cierra un papel más redondo que el realizado en Inglourious Basterds. Si bien la historia de venganza es satisfactoria, QT, vuelve a caer en lo mismo: el exceso sin sentido. Este exceso menoscaba los horrores de la esclavitud y fuerza la transformación de Django en héroe, transformación que venia creciendo paulatinamente, pero termina siendo solo una justificación. Pese a estas objeciones, estamos ante una gran película.
4) Kill Bill: Volume One y Volume Two | 2003/2004
Si Tarantino cuenta a Kill Bill Volume 1 y 2 como una sola película, nosotros haremos lo mismo. Con esta doble entrega QT deja de ser el enfant terrible para convertirse en un director superestrella de Hollywood. Y ser una superestrella tiene sus beneficios: más presupuesto y más libertad. Y con eso realiza la película de acción que siempre quiso hacer. Plagada de “referencias y homenajes” a la cultura pop, a sus propias películas y al cine de mundial, genera ese pastiche que podemos denominar “tarantinesco”. Uma Thurman pone toda su intensidad para interpretar a esa mujer que perdió todo y la convierte en un ser de culto. El Vol. 2, más intimista, agrega profundidad a los personajes y a la historia, expandiendo el universo del Vol. 1.
3) Reservoir Dogs | 1992
La carta de presentación. Desde la trama no parece una película original: un grupo de delincuentes se esconde de la policía después de un robo. Lo original esta en el tono y la frescura para contar esta historia. En este gran debut ya podemos encontrar al Tarantino futuro: narración no lineal, violencia extrema, escenas donde los diálogos rápidos e ingeniosos conducen la acción, referencias a la cultura pop. Una película de robos donde nunca vemos el robo. Y no esperamos verlo. Lo que esperamos es que la bomba de revelaciones explote, y eso, esta magistralmente narrado.
2) Pulp Fiction | 1994
Uno de los ejemplos más claros para analizar el cine posmoderno: Pulp Fiction es una de las máximas expresiones del collage o pastiche cinematográfico. A diferencia de las películas posteriores, el exceso, las diversas tramas y elementos, funcionan. Épica criminal, personajes bien delineados y detallados, maletines mágicos, antros sexuales. Todo es exageradamente exagerado y pequeño, divertido y deprimente, violento o caricaturesco. Como afirmamos antes, Tarantino es un gran director de escenas. Cuando salimos de ver una película suya, siempre hay una escena que nos queda dando vueltas en la cabeza. En Pulp Fiction tenemos para elegir entre muchas: la escena del sótano, la escena del baile, la escena de la jeringa o la escena de la hamburguesa.
1) Jackie Brown | 1997
QT ya tenía un nombre. Ya tenía un estilo. El que iba a ver una película de el se sentaba en la butaca del cine y esperaba lo “tarantinesco”. Y la presión siempre radica en definir si se la da al público lo que quiere. Y Tarantino no lo hace. Jackie Brown es una azafata que genera ingresos con un segundo trabajo: el contrabando entre México y Estados Unidos. No hay nada llamativo ni complejo en la trama. En Jackie Brown, Quentin se toma el tiempo de contar la historia y de desarrollar en profundidad a los personajes a modo de respiro, un respiro que funciona como la contra cara de lo que había sido Pulp Fiction. Todos los excesos son reemplazados de una manera inteligente, precisa. No hay ostentación. Hay una imperfección ajustada, planeada. Rotunda. Como ese beso del final, uno de los más recordados de la década del noventa.
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