Saltó a la fama gracias a su trabajo como Gladiador (Gladiator, 2000) aunque hacía 18 años que trabajaba en el cine y la tv, es hermano de un famosísimo actor pero supo hacerse su propio nombre en base a talento, su especialidad son los personajes solitarios pero es ídolo de multitudes.
Para Joaquin Phonix, la actuación es un tema serio y así lo demuestra en la mayoría de sus trabajos, que comenzaron con una participación en un episodio de la serie Siete Novias para Siete Hermanos (Seven Brides fos Seven Brothers, 1982-1983) donde actuaba de forma regular su hermano River.
Ese fue el medio que lo vio desarrollarse con pequeños papeles que adornaron emisiones de, entre varias, Hill Street Blues, A la Manera de Agatha Christie (Murder She Wrote), Alfred Hitchcock Presenta y Superboy, y de ahí pasó a comedias como Todo en la Familia (Parenthood, 1989) con Steve Martin, Todo por un Sueño (To Die For, 1995) o Camino sin Retorno (U-Turn, 1997) de Oliver Stone.
Pero fue Gladiador, el film que también consagró a Russel Crowe como héroe de acción, el que lo puso en el ojo público, tras haber dado a luz a uno de los mejores villanos del cine: el emperador Commodus. Con esa criatura, cuyas maldades casi estaban justificadas por su dura y banal infancia, Phoenix abrió una brecha en la mente del espectador y les hizo entender que hay algo más allá del comportamiento humano.
Casi de inmediato llegó Letras Prohibidas: La Leyenda del Marqués de Sade (Quills, 2000), Señales (Signs, 2002) y La Aldea (The Village, 2004) y pareció que había llegado el momento de Joaquin Phoenix pero no.
El actor se dio cuenta de que la vida Hollywoodense lo iba a llevar a un final desgraciado como el de su hermano River, que murió de una sobredosis de cocaína y heroína en la puerta de un club nocturno en el que él se encontraba presente el día 31 de octubre de 1993. River tenía 23 años y Joaquin 19.
Nada de eso se hubiera imaginado un una década y media antes cuando ambos vivían con sus padres, misioneros de una secta denominada Children of God, que en los EEUU está mal considerada por las autoridades, y que viajaban por Sudamérica y Centroamérica para llevar “la palabra de Dios”. El propio Joaquin nació en San Juan de Puerto Rico el 28 de octubre de 1974.
Sin embargo, al año siguiente le llegó la gran oportunidad de su vida con el papel de Johnny Cash en Johnny y June: Pasión y Locura (Walk The Line, 2005) que le valió múltiples nominaciones y casi le da su primer Oscar, que finalmente se lo quedó Phillip Seymour Hoffman por su Capote.
Pasaron recién seis largos años y un tendal films como Los Dueños de la Noche (We Own the Night, 2007), Camino a la Redención (Reservation Road, 2007) y Los Amantes (Two Lovers, 2008) para que se hablara de él por su memorable papel en The Master (2012), en donde interpretó a otro de sus personajes icónicos, un hombre que ingresa a la polémica organización análoga de la iglesia de la Cienciología mientras busca adaptarse a la sociedad estadounidense de posguerra, en la décadas de 1950.
Un año después, volvió a generar suspiros y aplausos por su papel en Ella (Her, 2013) en el que interpretaba a un hombre que desarrolla sentimientos por… ¡un sistema operativo con voz femenina!
El siguiente paso en la carrera evolutiva de Phoenix fue interpretar nada menos que a Jesús de Nazareth en la película María Magdalena (Mary Magdalene, 2018) de Garth Davis, justo antes de comenzar la más interesante y difícil de sus interpretaciones de los últimos tiempos: el Guasón (Joker).
Porque, sólo un actor con la ductilidad y el poder de análisis de Phoenix puede lograr captar la atención del público hacia una película que cuenta nada más y nada menos que el origen del más terrible enemigo de Batman. Sin embargo, en el film no hay héroes, y ni siquiera villanos. Gotham City es un lugar en el que nadie puede ser “malo” porque (casi) todos corporizan los peores vicios del ser humano.
“No, definitivamente no es el héroe. Se comporta de una manera repugnante, pero no podemos apartarnos de intentar entenderlo. Si miramos la violencia con la perspectiva del trauma infantil, entonces veremos que esas personas se comportan reaccionando a las condiciones en que vivieron, su entorno...”, analizó Phoenix en una entrevista reciente.
“Es como un iceberg: si solo miramos lo que sobresale, entonces fallamos a la hora de asistir y dar recursos a los problemas subyacentes. Sabemos que la violencia puede ser aprendida y desaprendida. Es absolutamente necesario que tengamos empatía, pero eso no significa que disculpemos o justifiquemos el comportamiento violento. Está claro que sabes la diferencia entre el bien y el mal salvo que seas un niño o estés loco”, explica este actor, el primero que tuvo la misión de escarbar en profundidad la mente ficticia del payaso príncipe del crimen de Gotham City.
Phoenix desmerece las críticas de aquellos que acusan al film de Todd Phillips de glorificar y hasta exacerbar la violencia, y las poderosas consecuencias que podría tener en un país como los EEUU de Donald Trump, que se ha convertido en un polvorín con mayor peligro de estallar que Gotham. “No veo la glorificación. De nuevo, para mí el punto de partida siempre ha sido el trauma infantil. Y no sé cómo puedes glorificar eso. Hay cosas que necesitamos hablar, explorar, de las que no deberíamos huir... Acusar una película de glorificar la violencia es absurdo. Y no creo que sea responsabilidad de un cineasta enseñar moralidad al público: usa tu jodida cabeza”, asienta.
De esta manera, el actor que bajó 24 kilos para este papel, justificó su decisión en el hecho de que “lo interesante para mí es que lo que había esperado y anticipado sobre perder peso eran esos sentimientos de insatisfacción, hambre, una especie de vulnerabilidad y debilidad; pero no había anticipado esa sensación de fluidez que sentí físicamente. Sentí que podía mover mi cuerpo de maneras que nunca había podido mover. Y creo que eso realmente aportó al movimiento físico que comenzó a emerger como una parte importante del personaje”.
"Parecía haber infinitas maneras de interpretar cada momento o cómo él se comportaría en cada momento. Y no había nada que no tuviera sentido. Así que hacíamos escenas de muchas maneras diferentes y en algunas lloraba, en otras hacía chistes, en otras estaba furioso y era la misma escena y todas tenían sentido, y eso es muy raro. Hay algo realmente emocionante en eso porque te mantiene en este estado de investigación perpetua tratando de encontrar algo nuevo. Y creo que (el director y coguionista) Todd (Phillips) y yo siempre estábamos tratando de sorprendernos el uno al otro con alguna idea. Nunca hubo un momento en el que me sentí completamente relajado y hay algo muy emocionante en eso. Es muy divertido actuar de esa manera. Muchas veces pasa lo contrario", explicó y contó que los segmentos en los que debió comportarse como un “insolente” ante Robert De Niro fueron “sus favoritos”.
“Fue una de mis partes favoritas, decir 'Murr-AY'... A Todd también le encantó. Y cuando lo hice pensé: `¿Irá a lanzarme De Niro un cenicero encima?'", relató.
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