En la era post-Weinstein, nada es evidente en la articulación del deseo y la sexualidad, en particular en el mundo del cine y la televisión.

Sacudidos por la ola #MeToo, estudios de cine y cadenas de televisión reclutan cada vez más consejeros para filmar escenas de sexo, deseosos de evitar abusos pero también de obtener un resultado más creíble.

A los 29 años, la idea de filmar una escena de sexo no era nueva para la actriz Emily Meade, cuya primera experiencia se remonta a hace 13 años. Pero antes de comenzar el año pasado la filmación de The Deuce, serie de la cadena de cable HBO sobre el mundo del cine porno y la prostitución en los años 70, decidió que debía proceder de otra manera.

Entonces fue a ver a los creadores de la serie para pedirles la presencia de un observador externo.

En la era post-Weinstein, nada es evidente en la articulación del deseo y la sexualidad, en particular en el mundo del cine y la televisión.

HBO reclutó entonces a Alicia Rodis, la primera “coordinadora de escenas íntimas”, algo inédito en un plató.

El concepto no es nuevo, y se utiliza en el teatro al menos desde el año 2000, pero era ignorado por Hollywood.

El éxito fue instantáneo, al punto que HBO decidió a fines de octubre contratar a un coordinador para todas sus series que contienen escenas de sexo. Tras la serie de escándalos de acoso y agresión sexual, y luego la toma de conciencia, se planteó la pregunta: “Sabemos lo que no debemos hacer, ¿pero entonces cómo lo hacemos?”, explica Claire Warden, coordinadora de Intimacy Directors International, la primera agencia especializada, de la cual Alicia Rodis es directora asociada. En un plató, el coordinador, o en general la coordinadora, comienza por escuchar. Primero escucha a los actores y actrices, para conocer “sus límites”, explica Amanda Blumenthal, que trabaja en la serie Euforia de HBO.

Si una actriz me dice que no quiere mostrar el pecho me aseguro de que la manera en que la escena es coreografiada lo evite”, dice.

Blumenthal ya trabajó con un actor que no quería que apareciese su pene, y apelaron al uso de uno falso.

Luego hay que escuchar al director y al “showrunner”, que dan su visión de la escena, y volver a consultar a los actores.

El “coordinador de escenas íntimas” es un técnico, pero también un intermediario, un facilitador, para “enseñar a las personas cómo hablar sobre este tema”, explica Warden. Son discusiones que abren el campo de lo posible y mejoran el resultado en la pantalla, asegura. Porque a fin de cuentas al coreografiar la escena de sexo lo que cuenta es que “lo que pase sea creíble y parezca verdadero”.

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