Pocos días después de que el libro aparezca en todas las librerías del país, Perantuono, en diálogo con DIARIO POPULAR, rompe algunos mitos: "Skay y la Negra siguen en contacto con el Indio", dice.
— Diario Popular: ¿Cómo definirías a "Fuimos Reyes"?
— Pablo Perantuono: Es la reconstrucción de una aventura musical (de más de 20 años) de una banda de rock que tuvo características excepcionales. Esas características excepcionales residían en el hecho que formaron una especie de fanatismo en su público que no tuvo comparación con nada en la historia del rock. Eso los convirtió en un grupo que trascendió la definición de rock. Por eso se convirtieron en un fenómeno.
— DP: ¿Hubo buena predisposición por parte de los miembros de la banda para contar la historia?
— PP: Muchos fueron esquivos. Con Indio tuvimos un intercambio de mails con información, pero se negó a hablar. De todos modos, tanto Mariano como yo lo habíamos entrevistado: de ahí teníamos material. Además, hay mucho archivo. Con Skay y Poli tuvimos muchos encuentros. Aunque no se sentían cómodos, hablaban porque no les parecía mala la idea de que hiciéramos el libro.
— DP: Después de ese proceso de escritura, ¿comprendiste el fenómeno?
— PP: Casi te diría que sí, pero es como explicar el Peronismo, porque siempre te sorprende. Puedo entender que Los Redondos ocurrieron en un momento y lugar donde estaban dadas las condiciones. Hoy, por cuestiones tecnológicas y emocionales, sería imposible. Había efervescencia para que se generaran movimientos de este tipo. Ser diferente era rebeldía. Antes, además, si eras bueno, le llevabas un casete al conductor de moda y te pasaba. Lalo Mir puso un demo con cinco temas. Ahí rompieron todo.
— DP: ¿Seguís poniendo un disco de ellos en el auto?
—PP: De Los Redondos, sí; de Skay e Indio como solistas, no. Solo escuché el primer disco de Skay. Lo que sí nos pasó, tanto a Mariano como a mí, fue que revisitamos la discografía y me pareció que la calidad era realmente alta. Luzbelito, por ejemplo. No lo escuché durante mucho tiempo. Es una obra maestra.
— DP: ¿El hecho de no escucharlos como solistas te sirvió para alejarte del "objeto de estudio"?
— PP: Sí, sobre todo que el Indio no me generara ningún tipo de aprensión o de sentimentalismo que pudiera contaminar mi mirada sobre él. Cuando fui a Nueva York (NdeR: Perantuono le hizo la última entrevista a Solari, para la revista Orsai, en 2013), estaba delante de él como podía estar delante de otro tipo. Yo necesitaba eso. Hacía rato que había bajado el poster.
— DP: ¿Ahora agarrás mejor las letras?— PP: Diría que de ninguna manera estoy perdido. Sé dónde está yendo. No quiere decir que sea preciso. Pero si habla de alguien que está ahí: pueden ser Maradona, Charly García, Videla. El tipo perfila, describe una época. "Lobo suelto, cordero atado", por ejemplo, es claramente un disco del menemismo, con una narrativa menemista de cabo a rabo. "El lujo es vulgaridad" sale tres meses después de la primera edición de la revista Caras, que en su primera tirada vende 400.000 ejemplares. Eran la alta burguesía y el poder político mostrando sus ambiciones. Los grandes compositores tienen eso: ven el tiempo que está por venir. El Indio escribe los epígrafes de las fotos de nuestra generación.
— DP: ¿Cómo era la relación del Indio y Skay con el resto del grupo?
— PP: Era un trío (Indio, Skay y la Negra Poli) sostenido por músicos contratados, que cobraban por show. Como banda, eran recontra ensayados. Eran, además de talentosos, obsesivos. Cometieron excesos, sí: probaron todas las drogas desde temprano. Pero ninguno era reventado. Hacían todo perfecto.
— DP: Escribir sobre Los Redondos es meterse con un tema sensible, casi mítico para sus seguidores. Incluso para los miembros de la banda. ¿Te molesta pensar que, si no quedan conformes con "Fuimos Reyes", se pueda romper algo con ellos?
— PP: No tengo vínculo de confianza con ningún integrante del grupo. Lo que sí, sé que después de lo que me pasó con el Indio en Nueva York, puede ser la ruptura de algo con él, que ni sé qué es. Sé, también, que puedo despertar a las bestias. Cuando salió la nota de Orsai, formaron un grupo de Facebook en contra mío. Me mandaban mails. Y pensá que yo sólo había dicho que me recibió en un hotel cinco estrellas, ¡que era verdad! Imaginate ahora, que contamos que era un anarquista que quería poner una bomba. Acá queremos llegar a la verdad. Nuestro único temor es que hablamos de un asunto maravilloso, pero que puede ser complicado. Si te debés al oficio, contar solamente el 20por ciento de la verdad va a ser antipático. Nosotros mostramos el poster de cuatro generaciones en la vida real, que está llena de mezquindades y cosas mágicas.
— DP: Los viste a todos: ¿Los Redondos se pueden volver a juntar?
— PP: No. Skay nos dijo que, de imaginarse un reencuentro, lo imagina transmitido por internet, para todo el mundo. Pero ya están grandes y son obsesivos con su imagen. No creo que pase. Igual, Skay y la Negra están en contacto con el Indio. Cada uno sabe en lo que anda el otro. Pero no van a volver.
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