Federico Olivera regresa a la ficción en la pantalla chica con la segunda temporada de La Casa del Mar, una producción de Direct TV y Story Lab (la productora de Nacho Viale), mañana a las 22 horas. Y, esta vez, se pone al frente de una ficción sin el cartel de "galán" ni de contrafigura, sino en la piel de un político, el diputado Federico Ramos que disputa el poder con alguien más poderoso y, a su vez, familia: el padre en la piel del senador Rogelio Ramos, Salo Pasik.
A diferencia de la primera temporada de cuatro capítulos, este año la apuesta sube al doble de envíos y el conflicto se corre del inspector de la policía Federal, Jorge Pelazas (Darío Grandinetti), quien logra ubicar el paradero de la nieta de Ramos, Laura, quien se escapó y denunció a su abuelo como un abusador en su infancia.
En la primera temporada el foco fue puesto en la investigación policial y ahora se mete de lleno en la política. Siempre en busca de comparaciones con la realidad detrás del enfrentamiento de padre e hijo Ramos puede aludir al choque que casi siempre mantuvieron el presidente Mauricio Macri con su padre Franco Macri.
"De ninguna manera se buscó una analogía. Los personajes van tomando vida propia y el universo de la ficción es la La Casa del Mar y eso te limita mucho. Lo misma pasa con las películas sobre un hecho histórico. Vos tomás el hecho en sí mismo, ponés cierta distancia y es ahí donde empieza la discusión y sirve para la historia. La misión de una ficción es bien distinta a un relato de lo que pasó o hacer un periódico de la realidad porque estaríamos ya en el género documental", insistió Olivera en diferenciar los géneros.
En cuanto la construcción del personaje de Ramos, quien debe enfrentar a su padre en dos frente, el del poder y el familiar, dice: "En el caso de Federico Ramos yo busqué su particularidad. No imito ni pienso en nadie. Esto no quiere decir que después te pueda aparecer alguna imagen, pero son imágenes caóticas de la realidad".
El personaje de Pelazas (Grandinetti) arranca la segunda temporada con la suspensión, paradójicamente, por haber cumplido su trabajo que fue encontrar a la nieta de Ramos. Un personaje nuevo se agrega a la historia de esta encrucijada política para agravarla aún más, Pedro (Norman Briski), un oscuro personaje de los servicios de inteligencia y mentor de la carrera de Pelazas.
Cuando se trata de drama y espionaje político aparece de manera inmediata la ficción en boga de House Of Cards: "Obvio se menciona como acto reflejo porque tiene presencia y visibilidad, pero hay muchas películas y ficciones referidas al mundo político. La Casa del mar también tiene su propia lógica. A Pelazas (Grandinetti) por cumplir con su deber lo suspenden, los problemas personales lo superan y entra en una especia de ataque de pánico permanente. En lo laboral lo quiere rescatar su mentor (Briski)".
En el primer capítulo de la segunda temporada, el asesor de imagen de la campaña de Federico Ramos, Manuel Rocca (Luis Luque), arranca con una frase clave y que va directamente al enfrentamiento cuando le aconseja: "Tenés que meter a la familia en la campaña" y es en ese momento que Federico Ramos busca a su hija, quien se refugia en Uruguay tras la denuncia pública del abuso al que fue sometida.
Padre e hijo se utilizan para escalar en la política: "Parece cruel. Pero es la lógica de personas que quieren ocupar lugares de poder como en las tragedias shakesperianas. En términos humanos uno lo va a juzgar y en términos prácticos y pragmáticos es su trabajo. Padre e hijo son estrategas. Mi personaje es presentado como alguien tímido al no le da el cuero para ocupar ese lugar. Y el padre, claro, se regodea con esta imagen. Aparece el resentimiento como efecto dominó".