La actriz de Floricienta volvió en un proyecto no dedicado a los chicos, pero dice que disfruta mucho hacer tele para ellos y que, además, le gustan mucho en la vida real. Y espera concebir varios con Federico Amador.
Estuvo varios años alejada de la pantalla chica por decisión propia. Mamá de un nene de cinco años y medio, Florencia Bertotti (31) optó por la vida puertas adentro, dedicada a la familia, a hacer crecer una empresa de ropa para chicos.
En pareja con Federico Amador desde 2010, hoy la actriz está repartiendo aún más sus tiempos para volver al ruedo en Guapas, en las noches de El Trece.
"El local de prendas de bebés de cero meses a ocho años lo tengo en Lomas de San Isidro. Es ropa que empecé a hacer porque no sé estar quieta. Aunque no veo tele en los tiempos que puedo tener más o menos libres, no puedo estar sin hacer nada. Si no escribo, hago un curso de cocina u otra cosa", indica la actriz.
Luego dice que "esto de la ropa es algo que siempre quise hacer. Y cuando decidí que me iba a alejar de la tele y dedicar un poco más a casa, probé, me aggiorné con gente que sabía y estoy feliz de los resultados que se van teniendo. La ropa es divina y las colecciones salen cada vez mejores".
A continuación se explaya sobre el criterio de la casa de ropa infantil. "Mi concepto parte de no disfrazar a los chicos de grandes, algo que se está perdiendo. Quería volver a la idea de niño niño, nada de que un niño sea un peque adulto vestido con Animal Print. Por ahora, hay un solo local y venta al interior. Es una empresita que está creciendo. Un costado que me gusta mucho y que puedo hacer desde mi casa", contó.
¿Qué te convenció para dejar la felicidad en la que estabas viviendo?
-Cuando recibí la propuesta para estar en la ficción, justo me cerraba que el nene empezaba el doble turno en el jardín y que yo tenía ganas de volver. Iba a tener más libertad de horarios. A su vez, la productora aceptó una propuesta que le di para poder salir dos veces por semana para buscar al nene por el cole. Lo más importante para mí era no desaparecer de la vida diaria de mi hijito. Por supuesto, podía conseguir alguien que se ocupe de su cuidado pero para mí no es lo mismo.
¿Aceptaste esta propuesta también para alejarte de los proyectos laborales para chicos?
-Me encantó trabajar para los chicos. Se me acerca un chico y me derrito. Me entiendo y llevo bien con ellos. Después de Floricienta estuve cinco años sin trabajar y decidí volver con Niní, otra propuesta para los más pequeños, porque era una bendición. Siempre elijo lo que hago con la mentalidad de disfrutar, de hacer algo que esté bueno. Y de ahí es que después puedo sostener el disfrute del día a día. No defino en base a si me conviene o no o por lo que hice antes.
¿Cuánto influyó la opinión de Federico, tu pareja?
-Fede me alentó. Este año, estamos los dos a full. Aparte de tele, Fede también está haciendo teatro. Somos muy compañeros, nos entendemos y ayudamos. También, nos complementamos muy bien. Por ejemplo, cuando yo no llego, va él a buscar al nene al jardín. Por suerte, nos podemos acomodar y cubrir. Para los dos, la familia es lo más importante. El quería hacer teatro este año y yo decidí esperarlo, comer a las once de la noche todos los días. Es un sacrificio que hacemos para la felicidad del otro, y lo entendemos así. Con lo de Guapas yo venía dudosa. Resignar cosas de la vida diaria, la maternidad y de ocuparme de todo porque no sé delegar, no me terminaba de convencer. Pensé si realmente iba a poder acomodarme a todo, sentí que sí y Fede me dijo que vayamos al baile. Con el hecho de que mi hijito vaya al cole bastante tiempo me relajé bastante. No es que iba a estar toda la tarde pensando en que estaba mirando tele, algo que me deprime muchísimo.
¿Uno opina de los trabajos del otro?
-¡Sí, claro! Con Fede siempre nos decimos lo que nos parece lo que está haciendo el otro. Siempre tratamos de ver en qué nos podemos sumar. Somos muy generosos y receptivos. Eso es buenísimo porque uno puede decirle al otro lo que mejor considera. Poder decir y recibir confiando en el criterio del otro porque nos admiramos mutuamente.
Vos tenés un hijo y Federico dos, ¿cómo es la convivencia cuando están todos juntos?
-Los tuyos, los míos y en algún momento, serán los nuestros. Con Fede somos re familieros. Nos encanta compartir las pequeñas cosas del día a día, el lío de chicos. Nos gusta bañarlos, prepararles la comida, estar todos en la cama mirando una película. Los dos somos así y la unión familiar fue super natural. Nuestros hijos tienen edades muy seguiditas. Todo fue muy verdadero, con mucho amor, fluido. Lo disfrutamos y vivimos así. Ojalá que lleguen los nuestros... ¿Les gustaría convertirse en padres de un hijo ambos?
-A los dos nos encanta la idea de ser padres. Yo quiero tener setenta hijos. Tiene que ser en breve, pero con un poco menos de trabajo. Es un plan que tenemos ganas de cumplir. ¿Cómo manejan los celos? Cada uno tiene escenas románticas en las ficciones en las que está trabajando. Federico las tiene con Emilia Attias en Mis Amigos de Siempre...
-Son cosas distintas. Uno no se enamora de un compañero. Uno se enamora de una persona. No es una circunstancia sino una esencia con la que se identifica. Tiene que ver con una verdad y profundidad. Nosotros sabemos tanto lo respetuosos que somos y lo que nos amamos, que no es un fantasma que tengamos ninguno de los dos.
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