Desde que sus curvas comenzaron a manifestarse, la modelo británica Iskra Lawrence comenzó a buscar trabajo como modelo; pero las agencias locales la rechazaban debido al tamaño de sus caderas.
A esa frustración inicial, la rubia la venció con la convicción de una mujer que sabe que representa a la mayoría de las féminas del mundo, que están lejos de ostentar los físicos de las delgadas súper modelos quienes, por otra parte, suelen recibir cuestionamientos por sus problemas alimenticios.
Saber venderse al postor adecuado fue la política que adoptó Lawrence, tras convencerse que imitar a las jóvenes que solía admirar no la iba a llevar por el buen camino. "Yo quería ser como las modelos que veía, pero tenía que estar más delgada, y por eso utilicé todos los medios que encontré para conseguirlo. Pero cuando sos una adolescente te fijás en imágenes que están retocadas, que no son reales. Y tenemos que olvidar esos malos hábitos y aprender a mirarnos en el espejo y recoger aquellas cosas que amamos de nuestro cuerpo", le dijo la joven a una revista del medio.
Este cambio de mentalidad la llevó a conseguir un contrato con la marca de lencería Aerie y posar para la revista Women´s Health entre otras, y a crear conciencia entre las jóvenes de la actualidad en lo que significa el respeto hacia el cuerpo que a cada una le ha tocado tener.
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