"El último disco que hice, lo grabé estando enfermo. Estuve tres meses enfermos por unos malditos divertículos en el colon. Aunque en realidad fue más miedo que otra cosa. Una cuestión muy dolorosa. No se puede intervenir quirúrgicamente hasta que se desinflame. Hice un régimen alimenticio muy estricto y bajé 12 kilos. Algo de tonicidad muscular me costó recuperar. Me dije hagamos el disco y no se hizo ni presentación oficial. Lo haré cuando esté un poco mejor y con más ganas le vamos a dar para adelante y aquí estoy ahora", dispara de entrada José Angel "Pepe" Trelles para anunciar el recital que ofrecerá en el teatro El Alambique, de la calle Griveo 2350, el próximo sábado 15 de junio a las 21.
¿Le tenés miedo a la muerte?
-A esta altura del partido tengo más curiosidad que otra cosa. Es como tomar conciencia de la propia finitud. A ver qué pasa. Si me sintiera frustrado, creo que sí le tendría miedo a la muerte. Pero tuve una familia maravillosa, una mujer y un hijo de oro, una carrera brillantísima. No me puedo quejar de nada. Miedo no. (Sonriéndose) Me gustaría quedarme un par de mundiales más a ver si tenemos otro Messi. Estoy sano de conciencia. He pasado por situaciones fuleras y jamás caí en el resentimiento. Cuando me fue mal le eché la culpa a Trelles. Si me fue bien fue gracias a mí, cuando me va mal también es por culpa mía. Ahora que estoy mejor salimos a hacer cositas. Nada de tres shows por semana. Darme algunos gustitos -como ahora- sí.
¿Por qué aquí y ahora decidiste rendirle un tributo a Astor Piazzolla?
-No. La orquesta de Avellaneda quiso hacerle un tributo y no pude ir. En lo personal el mejor tributo a Piazzolla es cantar su repertorio. Me agarro a trompadas por defender a Piazzolla. No me gustan los tributos. Los tributos nunca me gustaron porque se hacen cuando la gente se muere. El cariño y el reconocimiento hacéselo cuando está vivo. A Ferrer le hicimos el tributo. Cuando la gente se muere hacer tributos es sacar ventaja. Eso no.
A propósito de que recientemente publicaste tu primer libro de cuentos, El Bar de los Milagros, editado en España, pero que se consigue en todo el mundo vía internet, hablame por favor de las diferencias y similitudes entre cantar y escribir un libro.
-Cuando canto, canto lo que otros escriben. En el repertorio de diez temas hay medio tema mío. En los repertorios canto lo que escribe otro. En el libro todo lo que escribís es mío. Es otra gimnasia, otra manera de trabajar. Fue un empujón que me dio Hugo Casas, mi productor. ¿Por qué no te escribís un libro de cuentos, cortitos, travesuritas?, me dijo. No me considero escritor ni mucho menos. Hasta que un editor en España me dijo te lo publico. Me gusta mucho escribir. No me gusta tanto lo que escribo.
¿Qué encontrará el público en tu nuevo espectáculo musical?
-Música popular argentina. Canciones, tangos, milongas, chacareras, zambas, chamamé. Romper eso que el que canta tango no canta folklore. Argentina es un país con grandiosos poetas y compositores. ¿Por qué me voy a privar de cantar otros géneros musicales? Tengo discos con canciones como Muchacha ojos de Papel. Toda música argentina es mía.
¿Qué representa para vos volver a trabajar con Vicky Buchino, con quién tenés proyectado armar una Escuela de Comedia Musical?
-Con Vicky somos hermanos. Nos conocimos personalmente en El Diluvio Que Viene. La quiero como si fuera hermana mía y ella a mí también. Hace 40 años que nos conocemos. Cada vez es más fuerte nuestra amistad y la de nuestros hijos. Cantamos dos o tres veces juntos. Tengo un profundo agradecimiento a ella porque me ayudó muchísimo cuando hicimos El Diluvio que Viene, a ella, a Graciela Pal. Ahora con Vicky estamos hablando para concretar esta escuela en El Castillo, de la calle Pavón, donde funcionaban las oficinas de Sandro. Este es un proyecto que me quita el sueño. No quiero morirme sin dejar mi propia escuela.
comentar