Otra vez la mesa de Podemos Hablar fue el confesionario ideal de la noche de los sábados para escuchar dos duras historias. Una la tuvo como protagonista de Julieta Díaz, quien hizo referencia al incómodo momento que vivió con un director cuando grabó un videoclip del tema Mariposa Traicionera en el año 2002 de Maná, de quien dijo: "Era muy psicópata". Por su parte, Barby Franco aludió a la dura infancia que tuvo con su padre, de quien aseguró: "Era alcohólico y un día me puso una pistola en la cabeza".
"Yo era la mariposa traicionera e iba con mi novio a un bar. Ahí, me curtía a uno en el baño y me apretaba a una chica en la barra. Era un poco subido de tono. Estaba haciendo 099 Central en ese momento, por lo que filmaba el videoclip a la noche, mientras de día grababa lo otro", contó Díaz invitada al programa de Telefe.
Entonces explicó: "El director, que es argentino, en un momento me dijo: “Agregamos una escena”, en referencia al beso con la otra chica. Eso no estaba en el guión. Era una piba que estaba ahí como extra. 'Se tienen que besar’, nos dijo".
"Ante mis dudas, comenzaron las agresiones del hombre. Me empezó a decir: “¿Te gustan las chicas que no te animás?rdquo; Yo no tenía mucha experiencia y me toreo un poco cuando estoy nerviosa. Entonces le dije: ´Bueno, lo hago´. Después, me arrepentí. La chica estaba muy nerviosa también. No me habría molestado hacerlo si desde un inicio estaba planteado de ese modo, pero no me gustó para nada la forma con la que se manejó. No me sentí bien", expresó.
Por su parte, Barby Franco contó los padecimientos que sufrió durante sus primeros años de vida y la violencia que ejercía sobre ella su progenitor. En sus trabajos en televisión, Barby Franco siempre se ha caracterizado por ser una mujer feliz, simpática y extrovertida. Pocos conocen los padecimientos que sufrió durante sus primeros años de vida, a raíz de la violencia que ejercía su padre sobre ella.
"Desde que tengo conciencia lo vi a mi padre siempre alcoholizado, desde chiquita. Me acuerdo que los sábados y domingos era ´¡ay, por favor, que no se ponga en pedo!´ porque agarraba un palo, venía y nos daba. Hasta que en un momento como que sentí la muerte al lado: vino con una calibre .45 y me puso el arma en la cabeza estando alcoholizado", recordó Franco. Según su testimonio, la violencia era moneda corriente en la Villa 21. Contó que su madre había realizado muchas denuncias: "Hasta que en un momento dije: “No, tengo que hacer yo la denuncia”. Fue muy doloroso cuando vinieron y se lo llevaron preso".