Según sus propias palabras, las cosas se han vuelto “aburridas”. Y es que, a sus 75 años, Keith Richards ha decidido restringir sus vicios. “Tampoco voy por ahí diciendo: ‘No bebo’. Bebo copas de vino o cervezas en comidas o cenas. Ya me pasó antes con las drogas, como con la heroína”, le confesó el guitarrista de The Rolling Stones a El País de España.
“Lo que quiero decir es que ya no desayuno con heroína o alcohol. El experimento se ha acabado”, puntualizó.
Más allá del paso del tiempo, el músico británico asume este cambio como una forma de acercarse a su familia. “Quiero a mi familia, a mis hijos, a mis nietos... He aprendido a ser abuelo. Eso es todo. Toda mi filosofía de vida puede resumirse en que, después de todo, he aprendido a ser abuelo”, puntualizó.
El motivo de la entrevista fue el relanzamiento de Talk is Cheap, el primer disco en solitario del británico. Curiosamente, esta grabación se produjo como una suerte de respuesta a la decisión de Mick Jagger de frenar los proyectos con su banda para priorizar su carrera.
A la distancia, Richards admite: “Cierto: Talk is Cheap fue una forma de tocarle las narices a Mick. Ventilé todo lo que tenía que ventilar. Pero ya pasó”. El resto de la historia es conocida, aún con sus vaivenes y declaraciones cruzadas, el amor a la música (y al negocio) siempre limó las diferencias entre los líderes de una de las mejores bandas de la historia.
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