¡Sigue intacta la magia de Joaquín Sabina! Cerca de 8 mil personas en cada uno de los diez recitales que está concretando en el Luna Park repasan todas las canciones de su disco más vendido 19 Días y 500 Noches, que dio origen a su gira llamada 500 Noches Para Una Crisis, que velada a velada arranca con su Ahora, pero los aplausos y gritos llegan de la mano de su segunda canción, cuyo nombre es el que lleva el disco, y con ella decidió agarrar su guitarra y dedicarle a su público sus versos "on the rocks".
Luego, fueron los momentos de que sonaran Dieguitos y Mafaldas, Y nos Dieron las Diez, para llegar a Y sin Embargo, tema que dedica a sus aventuras amorosas y al verdadero afecto.
Durante el recital, hizo muchas alusiones a nuestro país, no sólo desde las letras de sus temas, sino también hizo espacio para recordar a su entrañable amigo, el poeta Juan Gelman, y al reciente músico desaparecido, Gustavo Cerati. En ambos instantes, el público estalló en ovaciones recordando a los dos íconos de la literatura y la música argentinas.
Entre chistes acerca de su fanatismo con Boca, hizo un stop y habló acerca de la importancia de que reine la paz en el conflicto de Medio Oriente. Allí, hizo subir a la artista israelí Noa, con quien compartió mensajes de liberación femenina y paz universal. Más tarde, se alegró por la recuperación de la identidad de Guido Ignacio Hurban, el nieto recuperado de Estela de Carlotto, y dijo haber sonreído a la distancia por la buena nueva.
Sobre el final del espectáculo, el estadio completo se puso de pie, luego de corear un bis, para bailar y cantar al ritmo de Princesa y Pastillas para no Soñar. La despedida del cantautor español fue tan sólo un hasta luego, ya que su última función en el mítico estadio será el 27 del corriente, donde cada noche Sabina comulga con sus fans.