La convivencia no fue satisfactoria para Laurita Fernández y Nicolás Cabré. Cuando se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio, la bailarina volvía de un viaje a Nueva York y debió cumplir con los 14 días de cuarentena obligatoria. Sin embargo, el reencuentro se produjo cuando se rompió un caño de su departamento y se dirigió a la casa de su pareja en Pilar -traslado que le costó una denuncia por violar la cuarentena-. Pese a las ganas de verse, el tiempo compartido no habría sido tan maravilloso como esperaban. ¿El resultado? Una abrupta separación.
Esta mañana, en diálogo con Ángel De Brito, Fernández confirmó el motivo que la llevó a tomar esta decisión: “Este distanciamiento tiene que ver con nosotros. Estábamos desencontrados”. Y amplió: “Tenemos mucho amor, pero también tenemos mucho amor propio los dos. Cada uno sabe lo que quiere. Y cuando hay cosas que no coinciden, y tenemos distintas maneras de encarar las cosas, aprovechamos la distancia obligatoria para ver qué pasa. Veremos cómo está cada uno y si tenemos ganas de seguir acompañándonos o que cada uno siga por su lado”.
Lo curioso del distanciamiento es que se produjo vía videollamada porque “no quedaba otra manera”. “Dijimos que antes de empezar a discutir lo mejor era tomar una distancia. Quizás si hubiésemos seguido hubiésemos empezado a discutir. Y esas cosas desgastan la relación”, reflexionó. Y remarcó: “Quizás si no hubiésemos pasado tanto tiempo juntos no nos separábamos. O por ahí no. Quizás tiene que ver con la personalidad de cada uno”.
Y aunque todavía afronta un mal momento por la separación, Laurita admite que este tiempo a solas le permitió reencontrarse consigo misma: “Me volví a conectar con cosas que me di cuenta que me apasionan y que, sin querer, estaba dejando de lado. No por culpa de Nico, pero eso no estaba bueno”. ¿Habrá lugar para Cabré entre todas sus pasiones?
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