No deja de hacer lo que siente. Se reconoce caprichosa e inmadura. Disfrutar de la naturaleza la rescata de la tristeza. Se define como una muchacha urbana a la que le cuesta escapar del consumismo. El espejo le devuelve una imagen que le agrada. Marcela Baños, quien forma parte del elenco de la comedia teatral "Familia Imputada", afirma que en la vida todo es cuestión de actitud.
-Alguno que habré dado tras una discusión, hace muchos años. ¿Qué sentía? Al principio, mucha ira y, después del portazo, un gran alivio.
l ¿En qué se reconoce inmadura?-Nunca. En eso, soy cabeza dura. Aunque me equivoque, lo hago igual. Para mí, no existe el no, salvo que se trate de situaciones muy extremas, porque pienso que hay que hacer todo lo que uno siente.
l Cada vez que se mira al espejo, ¿qué ve?-Una imagen que me agrada. Tengo 40 años, pero me siento de 25 porque tengo un espíritu muy joven y soy sumamente alegre. Me llevo muy bien con mi edad.
l ¿Qué hace para mantenerse en forma?-Si uno lo desea, el buen momento puede durar una eternidad, así como el mal momento puede tener idéntica duración. En la vida, todo es cuestión de actitud.
l ¿Qué la saca de eje?-Las injusticias. Cuando se presentan, reacciono. Soy de hablar con un jefe para que le tengan contemplación a un compañero. Como tengo mucho carácter y no me importa mucho lo que diga el otro, arremeto. Si quiero resolver algo, lo resuelvo, sea para mi o para el de al lado.
-Por vivir un gran amor, por tener buenas amigas, por tener una familia y mucha plata para comprarse ropa, tipo Wanda Nara (risas).
l ¿Cuántas Marcelas hay dentro suyo?-En mucha gente. Creo que la gente actúa según su conveniencia. A algunas personas se lo perdono, según el estado de gravedad, y a otros mejor perderlos que encontrarlos.