El actor engordó nueve kilos para encarnar al personaje que interpreta en Libre de Sospecha, una película que transcurre durante la crisis de 2001, época en la que el corralito le quitó los ahorros de toda una vida

Un verdadero actor tiene que salir del papel de galán, por eso para mi última película dejé de entrenar y engordé 9 kilos para personificar a un tipo común y corriente", sostiene el actor Miguel Habud, quien está presentando la película Libre de Sospecha, su primer protagónico en la pantalla grande. Con libro y dirección de Emilio Blanco, y acompañado por Mimí Ardú, María Inés Alonso y Miguel Ruiz Díaz entre otros, lanzó el estreno en el cine Gaumont, en la que personifica a "un tipo común que trabaja en una financiera y que con la crisis de 2001 puede perder todo lo que tiene, no sólo lo material sino también lo sentimental. A partir de su desesperación, empieza a armar un plan para estafar a gente, pero por culpa de su inexperiencia, las cosas se empiezan a complicar".

En cuanto a su mote de buen mozo, no reniega de su figura pero es consciente de que necesita otros condimentos artísticos: "Me siento cómodo con que pueda dar una faceta de apariencias para las mujeres o los productores, pero quedarme en eso sería muy aburrido. Por eso festejo mi papel en la tira de El Trece, Noche & Día, que está lejos de un galán, y en la película me dejé estar físicamente y me dejé el pelo más largo que de costumbre para romper con el paradigma establecido y poder convencer al público de que el personaje es un tipo como cualquiera".

La historia transcurre en los meses calientes de fines de 2001 cuando la situación financiera y política del país era un hervidero. El actor de 53 años no necesitó que nadie le contara cómo se vivió por aquellos días: "Yo fui uno de los damnificados del corralito. Si bien no tenía una fortuna, me confiscaron los ahorros de toda mi vida. Después con las AFJP también sufrí porque se quedaron con mis aportes. Todas esas cosas me sirvieron para rememorar viejas situaciones y poder armar mi personaje de manera más sólida". Según Habud, una de las principales virtudes de la película es que "se trata de una historia que le puede pasar a cualquiera porque nadie está exento de que otros decidan por uno, como pasó con los bancos y los políticos de turno".

Si bien es su primer trabajo como actor principal en un film, no se siente más que nadie: "Soy uno más dentro de la historia. A mí me gusta decir que soy quien cuenta la historia pero nada más. El resto de los personajes son tan o más importante que el mío, porque sino la historia carecería de sentido y mi personaje no tendría razón de ser". Sin embargo, luego reconoce que "me sentí cómodo con el lugar que me dio el director dentro del film y es un orgullo que haya pensado en mí para una película tan linda". En cuanto al tipo del largometraje, se siente identificado con los gustos del director: "Blanco prefiere un cine con cámaras fijas y planos más a la antigua. Es un fundamentalista de esta clase de grabación y eso ya lo sabíamos desde un principio".

"El trámite de solicitud de crédito o subsidio duró aproximadamente dos años porque hubo algunas sugerencias de parte del INCAA, y hubo que hacer algunas modificaciones", dice sobre la producción.

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