Nació en una familia
de artistas: canta,
baila, actúa y conduce
“No me gusta trabajar de linda ni mostrar el cu... Soy una chica heavy metal y no entiendo a las mujeres que son dependientes de los hombres para vivir”, dispara de entrada la española Natacha Durán, conductora de dos programas, Crazy Tuning y Rutas Peligrosas, en el canal de cable El Garage, fundado hace un año después de haber sido durante 14 años un programa televisivo. “Me gustan las motos y el automovilismo. Provengo de una familia de artistas. Mi papá hacía las fotonovelas de Corín Tellado, mi madre bailaba con los Pericet y tengo un hermano músico”, agrega quien se define como “una mujer de armas tomar”, que practicó esgrima y artes marciales.
Nacida en Madrid, está radicada en Buenos Aires desde hace siete años y en televisión ha trabajado entre otros con Gerardo Sofovich en La Peluquería del Nieto de Don Mateo, cuando en Telefé la hicieron Miguel Angel Rodríguez y Toti Ciliberto, y en teatro con Enrique Pinti en El Maipo Cumple 90 y Pinti Canta las Cuarenta, donde cantaba un cuplé y le rendía un tributo a Nélida Rocca. “Me considero -cuenta- multifacética. Soy actriz antes que nada, pero también bailo árabe y flamenco. Estudio canto y he grabado tres discos con la BMG. Me gusta sumar. Siempre que puedo cantar, además trato de sumar algo donde pueda bailar. El arte es multifacético. Cuanto más cosas sabés hacer, más diversidad de personajes podés interpretar”.
Cuenta que no es la primera vez que está al frente de un programa de televisión y que su primer antecedente se remonta a cuando trabajó para la TV de Marbella. “He conducido varios programas. En total, ya van siete. Como bien verborrágica que soy y adicta a las cámaras, me divierto mucho haciendo tele. Sin embargo, me considero una mujer de perfil bajo. No soy para nada estructurada. Pero por el contrario, soy perfeccionista. Siempre trato de hacer todo lo mejor posible”.
Amante de los animales
Apasionada por las motos y los autos, expresa que “el automovilismo está copando cada vez más el mundo entero, tanto en la Fórmula 1 como en el TC 2000. La primera vez que conduje un ciclo vinculado con los fierros fue en el ‘98 en América 2, que se llamó Autódromo y transmitíamos desde el Oscar Gálvez. Hacíamos carreras de famosos, había momentos muy artísticos. Era muy divertido y de mucho jaleo. Hasta entregábamos becas para que la gente aprendiera a manejar”.
En los momentos de ocio dedica su tiempo para desarrollar “una labor social. Más porque estoy viviendo y trabajando en un país que no es el mío. Siento que tengo la necesidad de retribuirle a la Argentina todo lo que me ha dado y me sigue dando. Desde que vine nunca me ha faltado trabajo. No soy una persona ambiciosa. Pero tengo todo lo que necesito. De empresaria no tengo nada. Soy una artista. He tenido la gracia de Dios para trabajar. Siempre trato de aprender, desde lo humano y desde lo emocional”.
Hablando de su vida afectiva, dice: “Tengo el corazón ocupado. Estoy enamorada. Mis sentimientos están atrapados en la Argentina. Pero no convivimos, ni tengo hijos”, y aunque agrega que su media naranja es un hombre vinculado a los medios, se niega a develar su identidad, mientras detalla que entre sus proyectos figura el estreno de una película que filmó con la Universidad del Cine de Bariloche, Laberintos de Hielo, con Jimena Cirulnyk, y el estreno en América de un programa deportivo, más una participación como notera en un ciclo de la trasnoche de los domingos en El Trece, donde muestra los lugares de la noche porteña. Por último, relata que “mi sueño es llegar a hacer algo con el zoológico de Luján, porque soy una gran amante de los animales”.
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