Ayer, una amiga de Sandra Junior señaló en Intrusos que lo de Sandro y Olga no era un matrimonio legal, pues ella nunca se divorció de su marido, con quien se había casado en Paraguay. Sandro, por su parte, tenía un matrimonio en México. En aquel tiempo en el país no había Ley de Divorcio.

La vida de Sandro siempre fue una incógnita. El Gitano manejó la intimidad como pocos artistas pero cada vez que se filtró alguna noticia fue una verdadera bomba. La de ahora es, sin dudas, la que promete ser una bomba que de terminar de confirmarse dará la vuelta al mundo.

A casi ocho años de la muerte de Sandro, salió a la luz un nuevo escándalo que involucra a Sandra Junior, quien dice ser su hija, y su última mujer, Olga Garaventa.

“Es mi casa. El me la dejó”, decía la viuda del cantante cuando mostró, por primera vez, la mansión que compartían en Banfield. La pareja se casó el 13 de abril de 2007 con una ceremonia íntima en su hogar, después de más de 10 años juntos. Lo cierto es que después de la muerte del cantante, apareció en la vida de Garaventa, Sandra Junior, quien asegura ser la hija del Gitano y desde que un estudio de ADN le dijo que no, nunca paró de pelear por su verdad. Ahora junto a una amiga, Isabela Figueroa, denunció en Intrusos que el matrimonio de Garaventa y Sandro sería inválido porque cuando se casaron no estaban divorciados de sus parejas anteriores.

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“Estuve buscando esto durante años, porque me habían llegado los rumores pero no tenía los documentos”, aseguró la mujer que luego mostró los papeles en los que Orlando Ferraudi firma un acta asegurando que estaba casado en terceras nupcias con Olga Garaventa, con quien tuvo dos hijos. Ferraudi y Garaventa se casaron en Paraguay y nunca se divorciaron.

Sandro, por su parte, también había contraído matrimonio anteriormente en México con Julia Visciani, de quien se separó en 1981 tras doce años de amor.

En ese entonces, en Argentina, no existía la Ley de Divorcio y tampoco estaba contemplada jurídicamente la división de bienes por concubinato. Sandro le cedió un automóvil Taunus, le compró un departamento de dos ambientes y le dio dinero.

“En el acta tendría que decir que era divorciada. En cambio, aparece como soltera. Además, entregó actas en donde firman el matrimonio y los testigos 124 fojas después. La ley dice que las actas tienen que ser pre impresas y tienen que estar numeradas consecutivamente. Ni siquiera los renglones coinciden con el acta pre impresa.Las firmas deberían ir abajo del acta y no en una hoja aparte”, aseguró Isabela Figueroa. En su defensa Garaventa le mandó un mensaje a Rial diciendo que la jueza que los casó estaba al tanto de sus matrimonios anteriores y así y todo decidió casarlos. Una polémica que recién comienza y que pinta para escándalo.

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