Los artistas tienen un nuevo disco y conservan el espíritu de siempre. En una charla exclusiva enla que cuentan cómo ven la actualidad, el contexto y el deseo de explorar Sudamérica con los ritmos

Tras el exilio y la censura, Pedro y Pablo regresó a comienzos de los ‘80. Para esa época se editó un disco muy difundido en su momento pero casi nunca citado en la discografía del dúo, acaso porque se trata de una reedición de la placa debut, Yo Vivo en Esta Ciudad, de 1970. El registro fantasma esconde una historia más significativa. ... La de su tema fantasma. “Sí, el álbum es el mismo que el primero, que lo sacó otro sello porque la disquera multinacional que lo tenía no se animó a sacarlo de nuevo por los militares. Entonces lo tomó un sello nacional, Interdisc y lo editó con esa tapa negra con letras rojas y con algunos temas que no estaban en el original”, recuerda Miguel Cantilo.

El álbum en cuestión, al final guardaba una impecable canción antibélica En este Mismo Instante, que no figuraba en la información de la tapa del LP. “Es el detalle de ese disco -sonríe Cantilo. No estaba en la información del disco, pero sí en el marbete, en la etiqueta del vinilo. Fue una maniobra muy hábil del editor. Lo hizo pasar como si no estuviera, pero estaba. Es una canción compuesta mucho antes, inspirada en la Guerra de Vietnam, pero era justo el momento de Malvinas y por lo tanto supercensurable. Creo que el tipo vio la situación y se dijo ‘vamos a hacer que lo descubra la gente’”.

I luminaron en arte el espíritu transformador de una época. Unieron el pacifismo de “los hippies roñosos”, su despertar a una nueva sociedad con la expectativa de revolución que amasaba otro sector de la misma generación. Y con canciones invencibles demostraron que esas juventudes en movimiento, separadas, paralelas, eran también flechas en la misma dirección. Lejos es éste el único significado de Pedro Pablo, que irrumpió en los 70, se hizo masivo desde principios de los 80 cuando la dictadura aflojó las clavijas y ahora vuelve con disco de temas nuevos, Unidos por el Cantar, que el viernes a las 20 será oficialmente presentado en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151).

El álbum, el primero de estudio en treinta años, conecta con casi toda la historia del dúo de Miguel Cantilo y Jorge Durietz. Por ejemplo, comienza con una marcha -Resistiendo, de contenido ecológico a diferencia de La Marcha de la Bronca- o el segundo tema, Los Nuevos Viejos, remite a Andando a Caballo y, para hacer explícito el guiño, termina con el tarareo de aquella canción de amor y expansión. El vínculo es lógico porque el proyecto arrancó cuando Cantilo identificó que tenía una colección de canciones del estilo del grupo. “Me las trajo porque le parecía que temática, rítmica y musicalidad lo llevaban al sonido de Pedro y Pablo -dice Durietz. Me preguntó si podía hacer los arreglos vocales y de guitarra y agregar algún tema mío y acepté. Específicamente, Los Nuevos Viejos me hizo acordar a Andando a Caballo, que grabamos en nuestro primer disco cuando teníamos 19 años...” Cantilo asiente y agrega que como está más dedicado a componer que a actuar “se me van acumulando canciones y necesitaba a Jorge para que realmente se convirtieran en temas de Pedro y Pablo”. Miguel, autor de once de las doce canciones del álbum, habla con ese dejo reo de tanguero que también fue marca inédita en los comienzos del rock. Y Jorge apunta con ese tono insustituible en el dúo de quien se eleva del barro de lo concreto.

Pedro y Pablo

l Lo único que no encontré es la parte más rockera de Conesa. Sí, hay mucho de Apóstoles y Corazón Sudamericano.

Cantilo -Sí, el primer álbum de Pedro y Pablo no era rockero, en el segundo (Conesa, 1972) se empezó a introducir rock y luego de vuelta la parte de rock estuvo menos presente. Nunca fue un dúo esencialmente rockero, aunque sí tenemos canciones que todavía cantamos como Padre Francisco o Apremios Ilegales que son más rockeros. Pero ahora la idea fue situar el álbum en Latinoamérica y explotar más la parte del dúo relacionada con los ritmos sudamericanos.

l Nombraste temas emblemáticos en el compromiso y la denuncia del grupo. ¿Consideran que son el grupo con mayor sintonía con la militancia de los 70 y el que dijo las cosas con mayor claridad?

Durietz -Por ahí “el que dijo las cosas más claramente” lo veo más adecuado. Militancia me choca un poco porque suena muy militar. En la lucha por la igualdad, la justicia estábamos presentes pero no en la lucha armada. Fijate que La Marcha de la Bronca termina diciendo “bronca sin fusiles y sin bombas”.

Cantilo -Nunca fuimos militantes de un partido abiertamente. Lo que hicimos fue recoger lo que escuchábamos que sucedía a nuestro alrededor, de nuestros amigos, algunos de los cuales desaparecieron. Lo que hicimos fue actuar como propaladores de una idea que estaba en toda nuestra generación, pero no militando.

l Claro. Fueron cercanos al padre Mugica, ¿no?

Cantilo -Sí, sí, yo personalmente. Me asesoraba en algunos terrenos, sobre todo en la parte religiosa espiritual. Me iba a casar con mi primera mujer y le fui a preguntar si valía la pena casarse por Iglesia cuando no creía en el funcionamiento de la institución o el sacramento del matrimonio. Y él mismo me aconsejó que no lo hiciera. Yo lo admiraba mucho, íbamos a tocar a la Villa 31 cuando él aorganizaba recitales y festivales. Teníamos una sintonía muy fuerte con la militancia, pero nosotros dos no adherimos a un partido ni nos embanderamos con determinada corriente política

l Pedro y Pablo también está muy ligado a la cultura hippie a la revalorización de la naturaleza. Incluso vivieron en comunidad, ¿no?

Durietz -Miguel vivió con La Cofradía de la Flor Solar...

Cantilo -Sí, pero también en la calle Conesa, en el barrio de Belgrano, convivimos con La Cofradía. La Cofradía se instaló ahí y produjo la fusión con Pedro y Pablo que dio como producto el disco Conesa. Lo de El Bolsón fue más mío particular. Viví en comunidad con Kubero Díaz, Quique Gornatti y otros músicos. Formamos una comunidad de músicos y artesanos. Pero la imposibilidad de trabajar con la música nos hacía volver a Buenos Aires e interrumpir la experiencia. Vivimos por etapas, llegamos a vivir un año seguido. Después cuando nos tuvimos que ir lo repetí en Colombia.

Pedro y Pablo

l ¿Aquellos ideales continúan hoy en la juventud?

Durietz -Creo que sí. En parte de la juventud los ideales de libertad a todo nivel y de búsqueda y contacto con la naturaleza siguen vigentes. Yo tengo varios hijos y la mayoría de ellos tiene una conciencia ecológica natural; la nuestra fue a lo mejor más buscada. No se identifican con, digamos, las fuerzas del mal que te alejan de la libertad y la vida. Es un intento de salir del sistema, del engranaje de la maquinaria que te anula como ser, te baja la conciencia y te va aplastando contra el piso.

Cantilo -También hay cosas que en su momento más que ideales fueron recursos prácticos de subsistencia. Y todavía se sigue hablando de “ferias hippies”. Un caso puntual es el de Santiago Maldonado, más allá de si era artesano o no. Es un muchacho relacionado con la defensa de los mapuches, de su territorio, que es un ideal que en nuestra época también se gestionó. Se empezó a despertar la conciencia de los que les había pasado a nuestros originarios, sobre la llamada “Conquista del Desierto”... Todo comenzó a descubrirse en nuestro generación, se hizo carne y hoy muchachos como Santiago Maldonado siguen atrás de eso. Escuché audios de gendarmes que hablan del “hippie mugriento”, que era lo mismo que nos decían a nosotros en El Bolsón.

l No cambiaron ni los ideales ni...

Cantilo -La represión de eso. Siguen identificándolo con algo que tiene que ser domesticado, sometido, erradicado de la sociedad y ahora con el mote de terrorista, porque antes era el mote de “drogadicto”, ahora el de “terrorista”. Siempre algún cartelito se les cuelga y se los persigue. Pero es obvio que la politización es muy precaria. Si uno va a analizar la base política que puede tener un artesano no es como para tenerlo como una amenaza política, de terrorismo y ni siquiera ideológica: simplemente hay una cosa visceral de defender a los pueblos originarios y eso estaba ya en la matriz original de los hippies de los 70.

Durietz -Siempre que trates de ser diferente corrés peligro. Cuanto más diferente más peligro. Sos una amenaza.i

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